lunes, 15 de febrero de 2016

Pico Boby. El encanto de lo cotidiano

Teníamos muchas expectativas en este Parque Nacional malgache. Montañas graníticas que superan los 2.000 m, paredes verticales de 800m, y todo ello en una isla que es diferente a todo lo que habíamos visto.




Y sin embargo, el Parque Nacional de Andringitra resultó un poco decepcionante. Objetivamente, lo tiene todo para agradar al visitante interesado por la naturaleza y, en especial, por las montañas. El problema es que nos resultó irritantemente familiar. Cada recodo nos hacía pensar que estábamos en la nuestra cercana y querida Pedriza.




Madagascar es un destino, sencillamente, imprescindible para todos a los que la naturaleza representa algo más que un bonito paisaje o el escenario para practicar sus actividades favoritas. Naturaleza, entendida en el más amplio sentido de la palabra, tanto en su significado biológico como en el humano (¿quién ha dicho que el hombre no forme parte de la ella?).


En Madagascar hay animales, muchos animales, que sólo viven allí. También encontrarás enormes baobabs, formaciones kársticas extraordinarias y una de las mayores barreras de coral del mundo. Antropológicamente, también se dá un punto de originalidad por la gran influencia de Asia, de donde proceden sus primeros habitantes. Y además... Montañas.


En el blog EL CAMINO DEL CORAZON podréis encontrar la descripción detallada del viaje.

El Parque Nacional de Andringitra


Andringitra es un macizo granítico situado en el tercio meridional de la isla, con una latitud de 22º Sur. .En él se encuentra la segunda montaña más alta de la isla, el Pico Boby (2.658m), y una red de senderos sorprendentemente grande y bien mantenida. Ante la eterna pregunta de qué elegir habiendo tanto para hacer, nos decidimos por uno de los trek más populares del parque, y que permite ascender al Pico Boby, el Imarivolanitra trail. El recorrido clásico, realiza la aproximación por el Valle Namoly y desciende por el de Tsaranoro, y representa dos noches en el Parque. Esta opción resulta mucho más interesante, ya que permite conocer un valle diferente, así como ver las gigantescas paredes graníticas del valle del Tsaranor, como el Karambony.



Nosotros no disponíamos de tres días, por lo que hicimos una versión reducida, que consistiría en subir y bajar por Namoly

El punto de partida es la coqueta e interesante ciudad de Ambalavao.


Como en muchas otras ciudades Malgaches, en ésta llama mucho la atención el peso que el legado francés ha dejado en la arquitectura y las costumbres de los locales: iglesias que parecen sacadas del sur de Francia, paisanos jugando a la petanca y una querencia por las baguettes y el foie propia de otras latitudes.


El influjo asiático también se refleja en el rostro de los habitantes del altiplano, y en la extendida utilización de los Pous Pous (Ricshaw) para el transporte urbano.


Nos alojamos en un simpático hotel, Residencia du Betsileo. Preguntamos por algún guía o agencia que pudiera arreglar el transporte en 4x4 y resto de logística. Al poco, se sentaba a tomar un café con nosotros un chico que hablaba un inglés excelente y con una educación propia de la Soborne. Nos explicó con todo lujo de detalles el plan, dando muestras de una gran profesionalidad y conocimiento de lo que se traía entre manos. Finalmente nos dio un presupuesto. No es nada barato, 600.000 Ariary (unos 170€). Buscamos un presupuesto alternativo en una agencia que está junto a la estación de Taxi Brousse, y que estaba recomendada por la guía Lonely Planet: JB Trekking.


El propietario nos vuelve a explicar el plan, que coincide con el de nuestro versado primer ofertante… pero sustancialmente más barato (480.000 Ariary). Lo cierto es que el fulano aquel tenía un aire de charlatán que no irradiaba precisamente confianza, pero para dos días, por mal que saliera, no era un gran riesgo. Nos pregunta por nuestros gustos culinarios; Ester no suele comer carne, por lo que la siguiente pregunta es si preferimos tortilla, queso u otro tipo de relleno para el bocata. Empiezo a pensar que es un profesional como la copa de un Baobab… Cuan equivocado estaba¡¡¡¡.

Aproximación al CB


Hemos quedado en el hotel a las 8 (nosotros insistimos en comenzar bastante antes), pero no aparecen hasta las 8:30.  Asumible, pero no es un buen comienzo. El todo terreno enseguida deja las calles medianamente asfaltadas del pueblo y se adentra por el Valle de Namoly, a través de una pista amenudo en muy mal estado.


A medida que remontamos el valle, el paisaje deja progresivamente de ser Africano para pasar a tener connotaciones marcadamente asiáticas, con sus campos aterrazados y los campesinos trabajando el arrozal con el agua por las rodillas.


Paramos en una pequeña aldea de niños especialmente simpáticos y sonrientes, y en un rato  más de 4x4 estamos en la entrada al parque. Hay un centro de interpretación bastante decente, muchos guías y ningún turista. Lo siento por los guías, aunque egoístamente me alegro mucho.


Nuestro guía se llama Philibert y habla bastante bien el Inglés gracias a un misionero que pasó unos años redimiendo almas en su pueblo. Tras cumplir con las formalidades a la entrada al parque, seguimos unos pocos kilómetros en vehículo hasta que comenzamos nuestro mini-trek. Han sido un par de horas de subida en coche.

Es mediodía, más tarde de lo que nos habría gustado. El camino asciende suavemente entre campos y pastizales, hasta un collado donde hay un pequeño asentamiento con (cómo no) niños sonrientes.
Unas pendientes más pronunciadas son suavizadas por un sendero muy trabajado. Realmente, los senderos de este parque son sorprendentemente buenos y están muy bien mantenidos. En éste, incluso están marcados los puntos kilométricos… Igual que la pedriza.


Superado el repecho, y con el estómago recordando que ya es hora, paramos a comer. Insalivamos pensando en el bocata de tortilla, casi podemos oler la cebollita bien pochada. Pero… ¿esta tortilla parece más bien embutido? Nadie le comentó a Philibert que tenía que llevar comida vegetariana. Il n'y a pas de problème¡¡, ya comeremos luego.

El paisaje nos resulta enormemente familiar. Pero hay un par de cascadas muy bellas que marcan diferencias con lo que ya conocemos, “Riandahy” y “Riambavy”, con su inevitable leyenda que el guía explica (como cada pocos días) a unos sonrientes excursionistas.



Llegamos al collado, a 2150m. El paisaje es absolutamente pedricero. La roca es idéntica al granito de la Pedriza. Las formas de los cantos, peñas y canchos nos hacen buscar inevitablemente su equivalente guadarramense. Encontramos Yelmos, Pájaros, Canchos de los Muertos e incluso plantas que resultan (de lejos) idénticas a las de la Sierra de Guadarrama. Realmente, nos sentimos como en casa.


Atravesamos una zona conocida como “Paisaje Lunar”. En fin, una zona que no se diferenciaba en nada de los cientos de ‘Paisajes Lunares’ que vemos cada semana en las llambrías serranas.


Pasamos de nuevo la línea de cumbres a medida que el sol desciende hacia el horizonte.
Hay un precioso plató jalonado de peñas. Realmente bonito.


Continuamos caminando un buen tramo hasta dar con el campamento. Llegamos ya casi de noche. Unas 6 horas (a paso muy relajado).


Hay unas cuantas tiendas idénticas y nuevecitas de unos Austrlianos, y allí, a lo lejos, en mitad del prado, una tienda solitaria de color indescriptible, desgastada por el sol. Es la nuestra. Esto te pasa por pasaste regateando – pienso. En fin, es una noche, espero que no haga demasiado frío. Cuando abrimos la tienda… Upssss¡¡¡¡¡¡. Sólo hay un saco. Tras contarnos a nosotros mismos varias veces llegamos a la conclusión de que, efectivamente, somos dos. No salen las cuentas. Preguntado Philibert por el desajuste entre el número de turistas y el número de sacos, confiesa que a él nadie le dijo que no llevábamos saco o tienda. De hecho, es SU tienda. No podemos cabrearnos con él, máxime cuando insiste vehementemente en que utilicemos su saco. No nos parece ético que él tenga que dormir en un chamizo con una mantita y nosotros en su tienda con su saco. Además, tuvimos la precaución de llevar un saco de verano. Será suficiente.


Cenamos un el chamizo, y a dormir… mañana hay que levantarse muy pronto.
Hemos salvado unos 1000 m de desnivel, 15 Km de recorrido y unas 4 horas en movimiento.


Ascensión al Pico Boby


A 2085 m, hace fresco en casi cualquier lugar del mundo. Y en Madagascar, también. Ester casi no ha podido dormir por el frío (5º dentro de la tienda), por lo que a las 4 AM en lo único que piensa es en meterse dentro de los dos sacos de verano que tenemos.

Como siempre, el camino sin luz se hace inhóspito. Además, hay unas nubes que no son demasiado alagueñas. El plan es ver amanecer desde el pico Boby.

El camino, excelente, salva repechos y peñas sin que sea preciso utilizar las manos en ningún momento.



Amanece bastante antes de llegar a las inmediaciones del pico. Al principio me cabreo bastante (ya decía yo que a las 4 era muy tarde), pero en el fondo, con las nubes que hay… Qué más da ¡¡.

El Pico Boby en cuestión me recuerda bastante a Peña Sirio. Llegamos a él a eso de las 6, sin que nos hayamos encontrado con nadie. Hace mucho viento arriba, hay niebla y pocas posibilidades de ver el paisaje que, a buen seguro, se contempla desde allí.



Mientras esperamos un clarito que me permita hacer alguna foto, el guía me cuenta que el pico, en realidad, se llama Imarivolanitra (como el trek). Lo de Boby le viene por ser el nombre del perro que registró la primera ascensión de la montaña. Supuestamente, era el perro de un explorador que, en 1920, se vió obligado a hacer cumbre porque al tal Boby se le ocurrió subir hasta allí arriba.

Descendemos por la misma ruta. En el campamento recogemos todo y volvemos por una ruta diferente, mucho más directa.


Vimos un precioso y pequeño camaleón de Andringitra.

La ascensión al Pico Boby supone 650 m de desnivel, que hicimos en 1h 30’ (a buen ritmo). El descenso hasta la entrada del parque, en unas 3 horas.

El track de la ruta, lo subí al Wikiloc

Los datos el guía:

Rafanambinantsoa Philibert
Andringitra BP07 Ambalavao 303
rafanambinantsoaphilibert@gmail.com
00337115964 / 0345170716

Y por último.... El álbum de fotos.