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lunes, 14 de septiembre de 2020

Los Alpes menos frecuentados: Parques Naturales de Chartreuse y Vecors, Macizo de Devoluy y otras zonas.

 Segunda entrega dedicada a los Alpes menos conocidos (por nosotros). Trataremos en esta entrada los Parques Naturales Regionales de Vecors, Chartreuse y Devoluy, así como otras cumbres fuera de zonas protegidas pero que no por ello dejan de ser Alpes, ni dejan de ser interesantes.



Parc Naturel du Chartreuse

Honestamente, no habíamos oído hablar nunca de este parte hasta el verano de 2020. Quizás por sus notables vecinos (Vecors al sur, Ecrins al suor oeste y la Vanoise al este), este macizo pasa bastante desapercibido. 

Fundado en 1995, el parque abarca el macizo del mismo nombre, en el área geográfica delimitada por las ciudades de Chambéry (norte), Voiron (oeste) y Grenoble (sur). Su cumbre más alta es el Chamechaude, de 2.082 m y del cual nos quedamos con las ganas de subir. 

DENT DE CROLLES 2.062 m 

Esta mole, se encuentra en un enclave cárstico magnífico, y fue nuestro primer objetivo del viaje. Hemos “echado el ojo” a esta bonita y (aparentemente) inexpugnable montaña cercana a la ciudad de Grenoble, donde tenemos el campo base.



El punto de salida, es el Col du Coq, de 1.434 m, situado en la D30E. Desde allí, se toma un sendero (este) que transcurre por un precioso y húmedo bosque atlántico (hayas, abetos, píceas…). 

Poco después de dejar el bosque, se entra en unos prados llenos de ovejas que conduce al Col de Ayes (1.538 m). 



En el Col de Ayes, comienza un empinado zigzag, y a unos cientos de metros, se llega a un cruce. El track que llevábamos previsto, toma el camino de la izquierda (norte), pero la mayoría de los excursionistas, siguen con el zigzag, en dirección a una muralla caliza de la que no tenemos muy claro cómo atravesaremos.

El sendero, de forma audaz e ingeniosa, va enlazando los diferentes puntos débiles de la montaña. Hay algún paso equipado con cadena, pero en ningún momento resulta difícil o peligroso.


Llegamos a la cumbre con tiempo muy nublado, y apenas podemos ver las montañas cercanas. Hemos tardado 1h 40’ aproximadamente

El paisaje en la cumbre es muy curioso: se trata de un lapiaz de caliza gris que le da el aspecto de un glaciar petrificado.


Desde la cumbre, tomamos un marcado sendero que con dirección norte. Una vez en el bosque, hay varios resaltes que debemos destrepar.


Uno de ellos, está en una estrecha canal con varios bloques empotrados. Ninguno de estos destrepes supone un problema, y hacen el regreso más entretenido.

Se alcanza el cruce que no tomamos en el ascenso, de allí a Col de Ayes y, finalmente, al coche.


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D    9 Km
D    678m
T    4h

Parc Naturel du Vecors

Contrariamente a Chartreuse, este macizo sí que nos resultaba familiar, ya que está junto a la N532, ruta casi imprescindible para acceder a Alpes desde la península.

Situado en una meseta de piedra caliza al sur de Grenoble, el parque se extiende hasta los Alpes Occidentales franceses. Cubre una superficie total de 135.000 hectáreas.​ La principal elevación de la meseta alcanza los 1.000 metros, mientras que la cresta oriental de los Alpes alcanza los 2.300 metros  en el Grand Veymont (2.341m). Fue un punto importante durante la WWII, debido a que la resistencia francesa lo utilizó como refugio y base para sus operaciones

GRAND VEYMONT (2.341 m) 

El punto de salida es Gresse-en-Vercors (1.250 m). Hace bastante calor, y decidimos madrugar para coger “la fresca”. La ruta que hemos elegido es circular en su primera parte. 


El sendero, sube (sur) por la ladera opuesta al Grand Veymont, boscosa y umbría. Es una buena elección, ya que permite ascender suavemente los primeros metros. Un pequeño refugio, en el que la escalera exterior lleva directamente a la planta de arriba nos hace ver la cantidad de nieve que cae por aquí en invierno.

Tras cruzar el río, pasamos a la ladera Este de la montaña, pelada y muy soleada. Continuamos ganando altura bajo la inmensa mole caliza del Veymont. 

A una altitud de 1.710 m, nos cruzamos con el camino que asciende directamente del parking, mucho más derecho y empinado. Hasta ahora no nos hemos cruzado con nadie.


Nuestro objetivo es alcanzar el Pas de la Ville, un collado a 1.925 m. Tras unas cuantas zetas, y siempre por un sendero muy bien marcado, se alcanza el collado.

Desde allí, se vira al sur, siguiendo la línea de cumbres. El camino aquí es algo peor, ya que el relieve se torna mucho más abrupto.

Algo después, se progresa cercano al borde del farallón rocoso, y se alcanza la cumbre 1,5 Km después del Pas de la Ville.

Hay mucha gente, pero la cumbre es amplia y nos permite a todos contemplar el paisaje sin molestarnos. Todas las miradas convergen en un magnífico pedrusco, el Mont Aiguille (2.087 m).



Pese a su pequeña altitud, es visible desde muchos lugares, y desde ninguno de ellos se adivina la ruta a su cumbre.


El descenso es común hasta el cruce bajo el Pas de la Ville. Luego, tomamos el que baja más directo al parking, en dirección NE. Se nos hace bastante pesado, ya que el terreno es incómodo y hace mucho calor.

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D 14 Km

D +1.060 m

T 4h 30’

Massif du Devoluy

Se trata de un macizo sub-alpinto, que hace de frontera entre los Alpes del Sur y del Norte. Al oeste, linda con el Parque Natural de Vecors y al Este, con el Parque Nacional de los Ecrins. Es una región muy interesante, y bien sutuada para realizar ascensiones o excursiones tanto en el propio Devoluy como en las zonas protegidas colindantes.

Nosotros nos ubicamos en un pueblillo, La Motte en Champsaur.

LE GICON (2.086 M) 

El día no es especialmente bueno. Nuestro plan inicial es ir a hacer una excursión al Lac du Lauzon, en los Ecrins. Pero está muy tapado y posiblemente sea una pérdida de tiempo, por lo que cambiamos de plan y buscamos algo que hacer en Devoluy. Encontramos, de forma muy improvisada, una cumbre que parece un buen mirador, Le Gicon.


El punto de partida, es el pequeño pueblo de Les Hauts Gicons. A sus afueras, junto a una torre de telefonía móvil, hay un pequeño parking. El track que llevamos cargado, es incorrecto y sube por unos lugares inverosímiles. La realidad es que el sendero, sale del mismo parking, en dirección NE.

No hay paneles informativos, y el itinerario no está demasiado marcado, especialmente en su parte superior.

Comienza en un bosque algo más “mediterráneo” de lo que estamos acostumbrados últimamente: pinos silvestre, enebro… sólo en la parte superior nos encontramos algún abeto.


Tras ganar algo de altura, se sale del bosque y se encarama al borde del cantil calizo que forma la vertiginosa cara oeste del pico, que por cierto, es una zona de escalada bastante popular.

Avanzamos entre extensas praderas de gayuba (Arctostaphylos uva-ursi) y enebro rastrero. El sendero, según gana en altura, se vuelve algo menos definido, pero puede seguirse sin problema.

Se pasa junto a un pico algo separado del resto del farallón rocoso, pero unido a él a modo de istmo. 


La cumbre no está especialmente definida. Al llegar arriba hay mucha niebla y solo a ratos se acierta a ver alguna de las cumbres – auténticas moles calizas- del macizo.

Descendemos, y paramos un par de veces. Al llegar al parking, comemos y salimos. A los pocos metros, y no sé por qué, me acuerdo de la cámara: ¿Dónde diablos está?. Revisamos el coche, y nada. Claramente, se ha quedado en el Gicon. Volvemos y subo a la carrera. Busco en algunos de los sitios donde hemos parado, y no la encuentro. Al haber varios senderillos alternativos en la parte alta, decido ir hasta arriba por los de la derecha y (de no haber éxito) volver por la izquierda. 


No hay éxito en el camino, ni tampoco en la cumbre, donde hay mucha niebla y viento. He tardado algo menos de 50 mn lo que tardamos 2h20’ al subir de tranqui. Bajo bastante desesperado, pero afortunadamente doy con la cámara, en un lugar donde hicimos una breve parada a la subida... Sin duda, el Gicon ha resultado una cumbre inolvidable.

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D     12,5 Km

D    + 725 m

T     3h30’

MONT THABOR (3.178M)

El Mont Thabor es un tresmil, situado en "tierra de nadie", en una estrecha franja entre los Parques Nacionales de Ecrins y la Vanoise, en la frontera entre Saboya y Hautes Alpes. 


Desde Briancon, vamos a Nevache, un bonito pueblo que se encuentra a las orillas del Claree y que últimamente está muy de moda. Desde allí, se toma una carretería que nos lleva al Col de l'Echalle y después a la Vallee Etroite. Este camino, nos parece precioso, muy verde y con multitud de sitios para dormir con la furgo. El Vallee Etroite o Valle Stretta, está compartido por el departamento de Haute Alpes (Francia) y Saboya (Italia). Realmente, no se tiene muy claro donde se encuentra uno, ya que los carteles están en los dos idiomas y en todas partes ondean banderas de los dos países sobre el mismo mástil. En el valle hay una zona de escalada que tiene muy buena pinta.

Al final de la carretera se encuentra el Refugio l Rei Magi, y algún aparcamiento que aprovechamos para pasar la noche.


Nos levantamos muy pronto, pero empezamos a caminar algo tarde. Es sábado, y nos cruzamos con los primeros caminantes. Ascendemos por una pista por la margen derecha del Ruisseau de la Vallee Etroite, y pasados unos 2 Km, tomamos el camino a la izquierda. Hay un cartel que indica "Mont Thabor".

Hay algunas casita esparcidas en el bosque, y todas ellas tienen, además de la puerta principal, otra elevada unos 2 m del suelo, por la que se accede cuando la nieve cubre todo, y que ya hemos visto en otras ocasiones.

El bosque desaparece en nuestro ascenso al Col des Meandes (2.718 m), teniendo siempre como referencia la imponente y dolomítica mole de Le Grand Seru.


Desde el Col, es visible el camino que nos queda hasta la cumbre. Hay que atravesar un nevero que nos preocupa algo…


A partir de ese punto, el sendero es bastante peor, dado lo descompuesto del terreno. Pese a ello, está más que aceptable.

El nevero hay que atravesarlo por su parte superior, lo cual no mola mucho en caso de resbalar. Lo paso yo solo, con el fin de inspeccionar el estado de la nieve. No hay problema, más allá de ir con cuidado.


Una vez superado este escollo, se llega a una antecima con una pequeña ermita, la Chapelle du Mont Thabor. Desde allí, la cumbre se encuentra a unos pocos metros.


Dada la privilegiada posición del Thabor, entre los dos principales macizos de los Alpes Marítimos (Ecrins y Vanoise), las vistas son alucinantes: la Barre des Ecrins, el Pelvoux y la Meije están al alcance de la mano, así como las principales cumbres de la Vanoise.


Volvemos sobre nuestros pasos. Hay muchísima gente subiendo, así como descendiendo del monte. El nevero es algo más delicado de bajada, pero nada difícil. Llegados al Col des Meandes, tomamos un sendero que bordea Le Grand Seru por el norte. 


Nuestra intención es descender por otro valle diferente. El camino, es bastante bueno, pero mucho menos transitado que el que hemos tomado a la ida. Es común con el que viene del Refuge du Thabor. La cara norte del Grand Seru debe ser la caña en invierno.

Antes de lo que pensábamos, llegamos al Lac du Pey, de un color verde intenso. A partir de ahi, el camino está peor definido, y hay que estar atento a unos puntos de pintura roja. Un italiano anda bastante despistado y nos sigue en este tramo de camino. 


El valle es muy amplio, y muy ganadero. Las moles de Roche Bernaude y Roca Pompea nos acompañan todo el camino, en la margen izquierda del rio. 

El itinerario que hemos tomado para el regreso, se junta al que hemos elegido a la subida a unos 2,5 Km del punto de partida, al que llegamos sin novedades y con mucho calor. 

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D        21 Km
D+      1465m
T        9h









miércoles, 1 de enero de 2020

El Mercantour.


El mal tiemp, no es buen compañero de la montaña. Pero, si al igual que un despiste al orientarnos, a menudo nos depara agradables sorpresas, en esta ocasión descubrimos una zona de los Alpes que, de no haber sido la única con buen tiempo en agosto, no habríamos visitado.



El Macizo del Mont Blanc, el Valais, los Ecrins… ¿Quién no ha oído hablar de ellos? Sin embargo, el Parque Nacional de Mercantour, como mucho, nos sonará por las etapas del Tour de France. Su modesta altitud (Mont Gelas, 3.143 m), la ausencia de glaciares y la no existencia de “facilidades” turísticas, como los teleféricos, lo han mantenido en el anonimato. Al menos para los no franceses.
El área protegida comprende una superficie de 685 km², que consiste en una zona central deshabitada rodeada de siete valles —Roya, Bévéra, Vésubie, Tinée, Var/Cians, Verdon y Ubaye.

Un poco de logística.




Hay varios accesos al parque. Nosotros elegimos Barcelonette, pero podríamos elegir otros: El parque estaría limitado por esta ciudad, Digne les Bains, Entrevaux, Breil sur Roya y Tende. De Barcelona a Barcelonette (tiene gracia), hay 700 Km de buenas carreteras (7h30’).

La red de campings y zonas para campers es, como siempre en Francia, magnífica. Hay que recordar que no puede pernoctarse en la furgo en el interior del parque. Una vez en la montaña, contaremos con una buena cantidad de refugios, en general acogedores y muy bien situados.

Lugares que visitamos.


Barcelonette


Como dijimos, es la puerta de acceso al parque que elegimos. Sorprendentemente, esta ciudad tiene unos fuertes vínculos con Mexico. 


En el S. XIX, fueron muchos los vecinos de este pueblo alpino los que decidieron buscar fortuna en la, por entonces, colonia española. Y, a juzgar por los palacetes y caserones que construyeron a su regreso, la encontraron.

Allos


20 Km al sur de la ciudad, se encuentra el Col d’Allos de 2.250 m de altitud, y desde el cual comenzamos a tomar conciencia de las montañas en las que nos encontramos. Tanto por su altura, como por su aspecto, nos recuerda muchísimo a Pirineos.


Algo más al sur, se encuentra la ciudad de Allos, y a 10 Km de ésta el precioso Lac d’Allos. 



Aprovechamos las últimas luces del día para realizar una pequeña excursión hasta el lago, y de paso, echar un vistazo a la montaña a la que nos disponíamos subir al día siguiente.

Mont Pelat (3.051m)


La primera parte del camino es común con la que hicimos el día anterior, dejándolo tras unos 15 mn (izquierda). El sendero está muy bien señalizado, indicando en los puntos clave  la dirección que debemos tomar para ascender al monte.


Al abandonar el bosque de alerces (es la confiera que más abunda en Mercantour) las vistas se hacen grandiosas, con el lago ya bien debajo de nuestros pies. La roca caliza se hace cada vez más presente, y atravesamos pedreras en suaves zigzags. Los últimos metros están bastante empinados.



Las vistas son magníficas. Aparte del lago, puede verse el macizo de los Ecrins y el espectacular monte Viso, ya en Italia.



Hemos tardado 2h 45m en superar los 900 m de desnivel. Como todavía tenemos energía, tomamos el desvío que lleva al Col de la Petite Cayolle.



Las vistas al pequeño lago homónimo son muy chulas, pese a que hay mucha gente. Bordeamos el lago y al poco se hace visible el Lac de Garet, tambien pequeñito.

El Pas de Lauson tiene unas espectaculares vistas del lac d'Allos. Ya andamos algo cansados y agradecemos llegar de nuevo a la ya conocida pista del lago.



Desde el Mont Pelat hasta el parquing hemos superado 315 m de desnivel y bajado 1.200. Hemos tardado 3h45m, 13 Km.

Excursión a los Lagos Lignin


En un folleto informativo que nos dieron en la oficina de turismo, se incluía la ruta a los Lagos Lignin. Lo describían como un paisaje que recordaba a las estepas mongolas. Más por curiosidad que por otra cosa, decidimos realizar esta ruta.


Dejamos el coche en Pont de la Serre,1633m. Es necesario superar una pista por 45 minutos. Continuamos, ya caminando, unos 15 m hasta un puente, "la Lance". Al ser una excursión circular, podemos elegir en ese punto hacerla en uno u otro sentido. Nosotros ascendemos por la izquierda, pero habría sido preferible al revés (derecha).

Se sigue por una pista, y se atraviesan algunas granjas donde deberemos extremar las precauciones con los perros pastores, unos auténticos macarras. La pista, se hace hago larga, pero finalmente se transforma en un sendero que, poco a poco, va ganando altura, atravesando paisajes cada vez más salvajes.



Tras comer algo, superamos un escalón que nos deja sobre un plató de paisaje sorprendentemente mongol, con grandes praderas y cimas redondeadas.

Seguimos los hitos hasta los lagos Lignin. Los últimos metros, los realizamos calculando la trayectoria de un nutrido rebaño de ovejas y sus consabidos perros. El paisaje, sin ser espectacular, es curioso, y recuerda a las estepas de Asia central.



El regreso lo hacemos por la margen izquierda del río Lance. En los primeros kilómetros, exaspera un poco, ya que apenas pierda altura, pero después lo hace, y con ganas. Llegamos al parquing con unas enormes ganas de poner los pies en el rio, deseo que satisfacemos inmediatamente.

L  18,5 Km
D+ 690 m
T 5h

Guillaumes y el Cañón de Daluis


Ponemos rumbo a Guillaumes, a través del Col de Ratery (hay zonas interesantes de esqui de fondo) y el Col de Champs.


Después, hacia Entraunes, donde nos informan con mucho detalle en la oficina de tursimo. El tiempo no es bueno, así que evitamos el Col de la Cayole y en su lugar vamos a Guillaumes.

Hasta aquí hemos perdido mucha cota, y eso se nota en la vegetación y el calor. El pueblo es coqueto, y dispone de un área para RVs, no demasiado agradable. Hay una fortaleza en la parte alta del pueblo, el Palace de la Reina Janne, que le otorga cierto ambiente. Está en proceso de restauración, pero pese a ello, el paisaje es majo y merece la pena el paseo.

Desde el pueblo, vamos al cañón de Daluis. El paisaje es muy sorprendente. La carretera es muy estrecha y pasa varios túneles labrados en la roca. 



Hacemos una ruta al Poin Sublime. El paisaje es mucho más africano que alpino, con una roca muy roja que nos recuerda a Etiopia. La ruta es bastante corta,

De Entrevaux a Saint Etienne de Tiene.


Continuamos hacia Entrevaux, que resultó una gran sorpresa.


Se trata de un pequeño pueblo amurallado con una ciudadela en la parte superior que dejamos para otro momento debido al calor que estaba haciendo.

En el pueblo hay una ruta con los puntos más destacados, que merece dedicarle 30 minutos a realizarla.



La catedral, no hay que perdérsela.

Continuamos por las Gorges de Cian, empezando por las inferior. 



Antes de entrar en las superiores, nos desviamos por una carretera muy estrecha y con muchas curvas para llegar a Lieuche, con vistas impresionantes del valle. La iglesia estaba cerrada, pero la guía indica que es muy bonita.



Continuamos hasta Beuil, que tiene una bonita iglesia. Tras superar un Col, bajamos a Roubion, el cual nos recuerda a Castellfollit. En el descenso, nos diluvia, por una carretera estrecha y con muchas curvas (es decir, una carretera cualquiera del Mercantour).

Por ultimo, vamos a Saint Etienne de Tinee. Es un pueblo muy acogedor, y hay una zona gratis para camperas junto al rio. Allí pasaremos la noche.

Mont Tenibre, (3.031m)


Dejamos la furgo junto a la oficina de turismo cercana al puente que cruza el Tinee. Allí comienza el sendero que asciende hasta el Refuge de Rabuons, donde pasaremos la noche.

El camino (1160 m) está perfectamente marcado, y asciende suavemente por un denso bosque de alerces. En algún hueco (no hay muchos) alcanzamos a ver el pueblo, el cual lo vemos ya bastante más abajo.


Resulta un poco aburrido, ya que hasta los 2.000 m aproximadamente es bosque cerrado y la visibilidad es muy limitada.

Pero cuando desaparece, las vistas son esplendidas.



A la salida del bosque, ya es visible el refugio. El último tramo discurre sobre una canalización de agua que nos recuerda mucho a el Cami dels Ingenyers de Nuria. Es prácticamente plano.



El Refugio de Rabuons, esta, como todos los que hemos visto en el Mercantour, en un lugar de vistas privilegiadas. Se encuentra a 2.535m y dispone de tal solo 36 plazas, lo que le hace muy acogedor.



La subida desde el pueblo supone superar un desnivel de 1.340 m y una distancia de 10,2 Km . Tardamos unas 5 horas. Como no teníamos suficiente con el paseo, vamos a un cerro cercano para ver el paisaje (160 m más de propina). A medida que avanza la tarde, el tiempo va empeorando, pero no llega a llover.



Cenamos estupendamente, y hablamos con unos franceses que viven en Niza. Esta gente lo tiene todo: viven a nivel del mar, con un clima fantástico, y tienen toda la roca que quieren para practicar la escalada deportiva. Y los Alpes a algo menos de dos horas. Si además tienes pasta (como era el caso), ¿puedes pedir muchas más cosas a la vida?


Nos levantamos a las 6.45, para desayunar a las 7:00. Hay niebla, y previsiones de lluvia a partir de las 14. Comenzamos la ruta hacia el Mont Tenibre, de 3.031m.

El camino a partir del lago desaparece prácticamente, ya que son todo canchales. Voy siguiendo los hitos, los cuales facilitan el avance en este caos de roca. En el Pas de Raubons (2.872 m) se toma la pedrera que sale a la izquierda, siguiendo puntos de pintura roja. Hay algún paso estrecho, pero sin dificultades, justo antes de la cumbre. Hay dos cruces en la cumbre.



El plan es descender hacia el Lac du Fer. Para ello, hay que seguir los puntos rojos, que nos dirigen, de forma muy abrupta, atravesando alguna canal. No los sigo mucho más, y a partir de allí hay que ir buscando los hitos que mejor convenga para ir en dirección al Lac du Fer. Una vez allí, encontraremos más trazas de sendero e hitos.



Continúo hasta el Lac Petrus, muy pequeñito, y después por otro sendero que, finalmente, va a dar con el camino de subida. Contando con el ascenso al pico, 580 m de subida, 1.923 de bajada, en total unas 5 horas.

Hacia Turmoux


Llegamos a las 13 horas y parece que de momento no va a llover, así que decidimos hacer ruta hacia el Col de la Bonnette, el paso más alto de Europa en carretera. La carretera hasta allí es fantástica, sin olvidar que tiene mucha curvas.


Desde el Col  de 2802 mts, es posible ascender al pico con su mismo nombre, de 2862 mts. Pocas veces tan pequeño esfuerzo genera semejantes recompensas. Las vistas son muy abiertas, y hay visibilidad en 360º.

Descendemos hacia Jausiers. Por toda esta zona, abundan los bunkers (forts para los franceses) que fueron construidos en los años 30 y que son parte de la Línea Maginot.



Desde Jausiers partieron los primeros misioneros franciscanos a Mexico, lo que genero un vínculo con este país, al igual que sucede con Barelonnette. Hay varias mansiones indianas.



Región de fortalezas y bunkers.


Realizamos una corta excursión para ver el fuerte Tournoux. No optamos por la visita guiada, porque son 2 horas y en francés, pero seguro que es muy interesante. El Fuerte inferior está a 1500mts y  el superior a 1650 mts.


Paramos en Saint Ours. Caminamos hasta el fuerte (bunker) Fort de Saint Ours Haut. Justo en ese momento esta saliendo una visita guiada a través de su puente levadizo. 



Desafortunadamente, no hay plazas para las siguientes horas y nos quedamos con las ganas. Tras comer algo, tiramos hacia Italia, por el puerto de Larche. Tomamos un expresso, y descendemos hacia la parte italiana. A los pocos kilometros, volvemos a subir hacia el Puerto de Lombarda. Antes de llegar a él, nos desviamos al Santuario de Santa Ana, un lugar de peregrinación que nos han recomendado. La iglesia es muy rara. Para empezar, tiene mucha pendiente. Pero lo que más sorprende es que las paredes están llenas de cuadros y fotos de gente que ha tenido accidentes y ha salido "por los pelos", y que de esta forma dan las gracias a la Santa.

En el paso de Lombarda hace un frío de cuidado. Un poco más abajo, nos paramos a ver un bunker. Puede entrarse, y da bastante mal rollo.



La carretera baja hasta Isola 2000, una estación de esquí, que parece muy concurrida para ser verano.
Continuamos haciendo curvas hasta Isola, luego la carretera mejora hasta que nos desviamos a St. Martín de Vesubie, y de allí a Belvedere. Pasamos la noche en el parking desde donde se va al Refugio de Nice.

Mont Clapier (3.051 m)


A las 9 salimos hacia el refugio de Nice. El camino sube suavemente, pero sin pausa. Es un paseo de 2h 15m, y 550 m de desnivel, unos 6 Km.


El refugio, de 54 plazas, se encuentra a 2.235 m, y es muy agradable. Los dormitorios son pequeños, y tiene unas zonas comunes muy acogedoras. El personal también nos resultó muy majo.
Como todavía es pronto, decidimos ir hasta los lagos de Caplier. 


El camino no está señalizado, y es muy agradable. Vimos sarrios.


Los lagos (son dos, muy pequeños) están a 2.540 m. Aunque esta algo nublado por encime de los lagos, decido intentar el Mont Clapier, de 3.051 m. No hay camino, y todo el recorrido discurre por un enorme canchal granítico.


A veces, resulta complicado localizar los hitos. En la parte superior, está muy tapado, y en la cumbre no se ve prácticamente nada. Hago un par de fotos (por hacerlas), y desciendo por el mismo camino. Al perder unos cientos de metros, todo se despeja y la cumbre se encuentra sin una nube….


El Mont Caplier, no resulta una montaña especialmente bonita. Más bien lo contrario, pero supongo que las buenas vistas (de las que no pude disfrutar) hacen que merezca la pena.
Hemos tardado 3h 45 m, y superado 885m con una distancia de 7,2 Km.

El Val des Merveilles


Comenzamos el día con el ascenso al paso de Baisse du Basto (2.693m). En un principio, el camino es aceptable, pero tras pasar el último lago nos adentramos en unas extensas pedreras que nos acompañan los últimos 300 m de desnivel.


El sendero está bien balizado (el GR 52), pero el terreno no facilita las cosas. El descenso se realiza por la cara SE, y eso se nota en la mayor estabilidad de la ladera. Sin llegar al Lac du Basto, se comienza el segundo ascenso del día, la Baisse de Valmasque (2.549 m), mucho más llevadera y corta que la Baisse du Basto.


El descenso se realiza por el Val des Merveilles, famoso por los gravados neolíticos. Se trata de una zona arqueológica muy protegida, aspirante a patrimonio de la humanidad. Llegamos al Refuge des Merveilles (2.111 m), que resulta mucho menos acogedor que los anteriores.


Nos apuntamos a una visita guiada por el valle. La guía la realiza en inglés. En ella nos explica el significado que, supuestamente, tienen los petroglifos, así como otros grafittis posteriores. Sin contar con la visita guiada, hemos caminado unas 6 horas, 12,2 Km y 680 m de desnivel.


El nombre del valle “de las Maravillas”, puede llevar a engaño. En francés, el término “maravilla” (al igual que en castellano) tiene un matiz oscuro: de aquello que es extraordinario, pero no necesariamente bello o amigable.


Lo que es más interesante del valle, es el hecho de que, debido al efecto llamada, pueden verse inscripciones grabadas en la roca que abarcan desde el neolítico hasta nuestros días.
El descenso hasta el aparcamiento lo realizamos por Pass de l’Arpette.


Todo el camino está salpicado (en verano) de arándanos y frambuesas.
En total, son algo más de 7 Km, 380 m de desnivel positivos y 800 negativos.


Con esta excursión finaliza nuestro pequeño viaje por el Mercantour, sus montañas, pueblos y estrechas carreteras. Nos quedamos con ganas de ir al Mont Viso (en Italia) y nos proponemos regresar algún día en invierno, para darnos alguna esquiada por sus pistas de fondo.