viernes, 7 de enero de 2022

Alpes Orientales

Creo que fue por el 2005 cuando, por primera vez, se me pasó por la cabeza visitar esta renombrada región alpina. Y no han sido menos de 3 las veces que por unas cosas u otras, se ha truncado la visita. Por fin, el el verano de 2021 conseguimos llegar a las regiones alpinas más lejanas de la península (con permiso de los Alpes Julianos): Los Alpes Berneses, el Valais, el Tirol y Baviera


Caminar por esta alta y preciosa cordillera, siempre es una bocanada de aire fresco. Después de todo lo que hemos vivido y sufrido en 2020 y 2021, ha sido algo más que eso. Ha sido recuperar la libertad, vencer el miedo y volver a sentir que la vida es bella. Comenzamos nuestro periplo es las faldas del Eiger, una de las montañas más legendaria del mundo, y recorrimos durante la segunda quincena de julio de 2021 los Alpes del Tirol y Baviera, con alguna otra incursión en Valais y Liechtenstein.




Besando los pies del Ogro. El Eiger Trail

Grindenwald. Es un nombre mágico para mí. El punto obligado de paso para escalar una de las caras norte más mítica de los Alpes, la Eigernodrwand con una leyenda tan negra como intensa. 

Pasamos por Interlaken, pero no paramos, ya que estamos ansiosos por llegar a Grindenwald. Según nos acercamos, la cara Norte del Eiger acapara todas las miradas, casi eclipsando a la gigante Jungfrau o a su vecino,el Monch. Tenemos suerte, encontramos sitio en el camping Eigernorwand, que, como su nombre indica, se encuentra bajo la cara norte del Ogro. Tienen bastante geta, ya que el camping consiste en un prado con una gran pendiente en el que se han limitado a construir unas pocas calles y unos lavabos. Para nivelar la furgo, eso sí, nos dan unos tarugos de madera. Todo esto por el módico precio de 46F la noche. Cuando nos instalamos, vamos derechos a realizar el Eiger Trail. 

Se trata de un camino que discurre entre Alpiglen y Eigerglestcher, sendas paradas del tren que sube a la Jonfrau. Cogemos el tren cremallera de las 10:53, y en unos 20’ bajamos (es la segunda parada, 12 F sólo ida). Desde tan cerca, resulta complicado apreciar las dimensiones del Ogro... Pero sí, es muy grande. No es la típica cima que deseas subir nada más verla. Más bien todo lo contrario; es lúgubre, muy ancha, apenas toca el sol a última hora de la tarde (cuando suele haber nubes), y orientarse en ella parece una tarea casi imposible. Hay bastante nieve en la pared, y el tercio superior está helado, con corredores de hielo colgando del vacío. Se adivinan los pasajes míticos de los que tanto he leído, como “la araña”, “la rampa”, la “travesía Interstroihser” y otras tantas. 

Volviendo al recorrido, éste asciende bastante derecho desde la estación de Alpiglen (SE), aproximándose considerablemente a la pared. Luego, gira a la derecha, para ir recorriendola en sentido ascendente (SW). No vemos ninguna cordada, desconocemos si es porque la pared no está en condiciones, o quizás a esta hora del día ya están muy arriba y no se ven. Tampoco divisamos el sendero que debería conducir a las vías de la cara Norte. A los 5 Km aproximadamente, el camino alcanza su punto más alto, a 2.200 m aproximadamente. 

La cumbre, 1.700 m sobre nuestras cabezas. Hay bastantes senderistas en el camino, sin que llegue a ser desagradable. En el extremo más al oeste de la cara norte, hay una roca con una ferrata, parece chulo. Seguimos avanzando hasta la estación de Eigerglestcher. Es una mega obra, parece una terminal de autobuses. Las vistas de la Jungfrau y el Monch quitan el hipo. 

Pero no deja de ser una auténtica barbaridad paisajista, ecológica, y desde cualquier otro punto de vista. Comemos algo en la terraza y continuamos hacia Kleine Scheidegg, otra estación de tren. El camino entre esta última y Eigerglestcher se llama Jungfrau Trail. Hay varios puntos con información que explican los pormenores de la ascensión a la cara norte. En uno de ellos, sobre una roca, se observan los diferentes medios de progresión y protección a lo largo de los años: desde pitones, “sacacorchos” a tornillos de titanio y piolets cortos. 

Algo más abajo, junto a un lago artificial hay una cabaña (Erlebnishsus Eiger Norwand) donde han instalado una pequeña “performance” y (esta es la parte interesante) una maqueta de la cara norte con las vías existentes. En el lago, hay unas tumbonas dentro del agua, donde puedes meter los pies mientras contemplas el paisaje. Incluso se ha instalado un sistema que genera burbujas artificiales para que te masajeen los pies… Llegados a Kleine Scheidegg, decidimos continuar un poco más arriba, para ir al restaurante Berghaus Grindelwaldblick, que si no me equivoco, es desde donde se seguía la progresión de las cordadas mediante unos binoculares allí instalados. Tomamos una cerveza (4,5 F cada una, sólo 30 cts más caras que un café solo) y vamos a la estación. 

El viaje cuesta 32F. Así que  decidimos que merece la pena caminar hasta Alpiglen y pagar sólo 12. El camino entre ambas estaciones es una pista, que discurre paralela al Eiger Trail paro algo más al NW, lo que permite alejarnos algo de la pared y tomar algo de perspectiva. Tras esperar algo en la estación, tomamos el tren y bajamos en Grindenwald (city), donde damos una vuelta. No es especialmente bonito, de hecho es bastante más agradable la zona colindante, con sus casas de madera adornadas con geranios. 

Distancia total    17,2 Km

D+                     825 m

Tiempo             4h30m

Otra perspectiva del Ogro. De First a Schynige

Amanece otro día estupendo, sin una nube a la vista. Un buen día para hacer el recorrido entre First y Schynige Platte. Esta ruta, discurre por la ladera opuesta a la del Eiger y Jungfrau, lo que permite tener una prespectiva diferente de estos gigantes. 


Dejamos a Blanche en el camping y tomamos el bus hasta el telecabina de Firstbahn. Allí compramos el billete para First, y también el regreso (Schynige Platte a Wilderswill y Wilderswill a Grindelwald).En total, 73F por barba. 
First (2167m), como preveíamos, es un puteferio. Un “pasillo sobre el abismo” y un “paseo por el acantilado” hacen las delicias de quienes han superado  los 1000 m de desnivel que separa First de Grindelwald sin sudar una gota. 


Todo el cabreo por el chiringuito que han montado allá arriba, desaparece con las impresionantes vistas de los picos que están a tiro de piedra: de izquierda a derecha, son visibles el Wetterhorn (3703m), Schreckhorn (4080m), Finsteraarhorn (4260m), Eiger (3975m), Monch (4105m) y Jungfrau (4166m). El camino es en realidad una pista perfectamente nivelada. A unos 3 Km se llega al lago Bachalpsee, muy fotogénico. 


En el se quedan muchos de los turistas. Continuamos en subida bastante más pronunciada hasta una pequeña cabaña (Burgihitta), y posteriormente hasta el pico Faulhorn (2680m), en el que hay un gran refugio y muchísima gente. Comemos el bocata por allí, con unas vistas impresionantes del ogro y compañía. 


Bajamos del pico, ya por sendero de montaña “normal”, es decir, con piedras, estrecho, etc. Unos kilómetros después se llega a otro refugio, Berghaus Maindlenen. Allí el camino cambia de rumbo: pasa de tener una dirección este-oeste, al NE, ya que debe salvar una impresionante costilla de roca caliza. 


Una vez sorteado el obstáculo, es visible el destino final, la estación de tren de Schynige Platte. El camino se divide en dos, ambas llevan a Schynige Platte. La de la derecha es más chula, ya que se ve perfectamente Interlaken, muy abajo. Llegamos sin mayores percances a la estación, donde hay mucha gente.

Distancia total         18,3 Km
D+                         792m
D-                         1002m
Tiempo                     5h

El tren cremallera que lleva a Wilderswill es precioso. Muy pequeño y de madera. Tarda una eternidad en llegar a su destino, en Interlaken. Desde la misma estación, tomamos el tren (moderno y rápido) a Grindelwald. Tras comprar algo en la estación, volvemos bastante cansados al camping donde nos pegamos una merecida ducha y una también merecida cena.

El famoso Furkapass

Un día más, amanece sereno, sin una nube. Esto, no parece los Alpes… Pagamos el camping, y vamos a Lauterbrunenn, muy cerca de Interlaken. 


Es un pueblo-foto, con una bonita cascada y una bonita iglesias. Continuamos hacia el siguiente paso, el Furkapass de 2.453m. Antes de llegar hay una parada obligada para cualquier turista que se precia, la Eisgrotte. Se trata de una cueva de hielo bajo el Rhonegletscher  (glaciar del Ródano). Una gringada más. El glaciar en el que se encuentra esa gruta ha experimentado un retroceso increíble. Las fotos en el kiosko, atestiguan el espectacular retroceso del glaciar. Una pena. Queremos hacer una ruta, y vemos un camino que comienza en el propio paso, y discurre a media ladera hacia el sur, rodeando las cumbres cercanas (Blauberg). 


Nos cruzamos con unos suizos que nos dicen que merece la mepa llegar a unos prados, a unos 5 Km desde los que es visibleel glaciar Rhonegletscher. El caminillo tiene su gracia. 


Tiene toda la pinta de ser un antiguo trazado de ferrocarril, por lo que no tiene mucha pendiente. Hay un túnel semi taponado por nieve, así como algunos neveros que debemos cruzar. Cuando llegamos a los prados que nos dijo el suizo, la vista es impresionante. 


Además, no hay nadie. Aprovecho para hacer unas tomas con el dron. Regresamos al paso por el mismo camino.

Distancia total      9,15Km
D+                     160m
Tiempo                2h

Continuamos haciendo curvas hasta el último puerto, el Oberalppass. Está junto a una presa que genera un pequeño embalse. Hay un faro (¿¿). Dormimos en el parking, donde debemos pagar 5F.

Montañas de Liechtenstein

Hoy, toca pisar un país nuevo. Liechtenstein es un principado de habla alemana con 25 km de extensión entre Austria y Suiza. Conducimos hasta Malbun, un pequeño pueblo junto a la “capital” , Vaduz. El paisaje es muy bonito, y típicamente alpino, con casas de madera desperdigadas entre campos verdes con vacas. 


Nuestro objetivo es subir al Augstenberg (2.359m), segunda cota más alta del principado. Tras la consabida visita a la información turística, cogemos un telesilla que nos ahorra 400 m de desnivel, y que nos deja en la amplia cresta que conduce al Augstenberg. 


Es uno de los recorridos más populares del pequeño país, pero  las horas a las que llegamos no hay mucha gente. Toda la ruta hasta el pico discurre por la cresta, una loma de hierba plagada de flores. El último tramo, es algo más áspero, ya que transcurre en un entorno calizo. Llegamos al pico en 1,5 horas aproximadamente. 


Desde él, es visible el Schesaplana. Esta montaña (y próximo objetivo),  es la cima más alta en el Macizo de Rätikon en la frontera entre Vorarlberg, Austria y los Grisones, Suiza. Tiene una elevación de 2.964,3 m. Descendemos en dirección sur entre rocas calcáreas, con algunos tramos protegidos por barandillas, hasta el bonito refugio de Pfalzer (2.100m). 


Desde este refugio, se asciende el pico Naafkof (2.571m). Según nos cuentan, es típico pasar la noche en el refugio, y ascender al Naafkof para ver amanecer desde su cima. Desde el refugio, se toma una pista (oeste) con una pendiente apreciable. Unos 2 kilómetros después, se abandona para tomar el sendero que sale a su derecha y que toma dirección ascendente para superar una loma. El descenso al pueblo desde allí es rápido, entre millones de florecillas de todo tipo.

Distancia 11Km
D+         565m
D-         935m
Tiempo    3h 20’

Ascensión al Schesaplana (2.964m, Macizo de Ratikon)

Desde Brand, se coge la estrecha carretera que sube hasta las cercanías del telecabina Lunersee. Hay varios parking en los que puede dormirse gratuitamente, nosotros elegimos el más alto (y que fuera gratuito).


Tomamos el teleférico que nos lleva a Lunersee, un precioso lago a 1975m. Nuestro objetivo, es el Schesaplana, una montaña caliza que tiene el honor de ser la más alta del Macizo de Rätikon en la frontera entre Vorarlberg, Austria y los Grisones, Suiza. Tiene una elevación de 2.964 m. La mayoría de la gente que ha subido en el telecabina, pulula por el lago, tira piedras al lago, orina en el lago… lo normal. Nosotros tomamos el camino hacia el pico, que sube con generosas zetas por la ladera oeste. Llegamos así al refugio de Totalphutte, a 2.385m. 


Como todos los refugios que hemos visto (y como lo que pasa en la mayoría de los Alpes), el refugio funciona más como un restaurante que como lugar de reposo de montañeros. Allí nos indican muy amablemente que existen dos rutas normales: una que sigue unas marcas blanco-azules, y que es muy directa, mientras que la otra, más a la izquierda, asciende de forma más suave. Un par de neveros poco pisados y muy inclinados nos hacen decantarnos por la primera opción (en la otra, no llegamos a divisar a nadie). A partir del refugio el camino empeora bastante, y a medida que avanzamos se empina (y mucho). 

Es el típico terreno de roca caliza, áspero y muy degradado. Tras superar unos repechos, a la altura de una cruz, Ester decide que no le apetece mucho continuar. Se queda allí, a unos 2475m. Dejo la mochila, pongo “el turbo” y comienzo a adelantar gente. En un primer momento, el camino parece algo mejor y suave, pero luego toma el mismo carácter que los anteriores tramos. El tramo final discurre a media ladera, aprovechando un pliegue de la roca del tipo “helado contesa”. 


Pues bien, se circula por una de las capas de nata, entre dos lajas de chocolate. Hay un cable instalado para evitar que alguien se deje los piños probando el helado. Ya fuera del contesa, hay que atravesar un par de neveros. Uno de ellos, aunque muy corto, tiene mucha pendiente y no me hace mucha gracia, especialmente de bajada. 


La cumbre es amplia y el paisaje (como cabía esperar), estupendo. Desciendo sin mayor problema (con mucho cuidado en los neveros). El descenso hasta el refugio, resulta  mucho más ameno de lo esperado. La recompensa se materializa en forma de una cerveza y una applestrudel deliciosa. Así, con la panza llena, bajamos hasta el lago, y de ahí al aparcamiento (en el teleférico).

Distancia     9,6 Km
D+     1010m
Tiempo        4h10’

La Carretera de los Glaciares y el Glaciar Gepatschfener

Tomamos luego rumbo a la Silvretta, la famosa carretera con 32 curvas cerradas, y 25 Km de longitud. Es de pago, 17,5 €. A esta hora no hay demasiada gente, y se puede ir con la furgo relativamente cómodo. El paisaje es precioso. 


Un motorista, no ha tenido suerte y se ha chocado con un coche, aunque afortunadamente parece que el accidente no ha sido tan grave como inicialmente parecía. Paramos en un área de caravanas poco antes del final del puerto, junto a la presa Silvretta Stausee. Desde allí, es visible el Piz Bui, pico famoso por dar nombre a una crema solar. Ha hecho menos fresco del que esperábamos, estando a la altura que dormimos (2.000m). Finalizamos el ascenso al puerto, y descendemos hacia Ischgl. Se trata de un pueblo de esquí, con todo lo que ello conlleva. Vamos a la iglesia, cuyo interior es bastante bonito. 


El siguiente objetivo es otra carretera famosa (y de peaje), la Carretera de los Glaciares. Todo el recorrido se encuentra señalizado con unos números en los lugares de interés, y las curvas están también numeradas. Nosotros aparcamos en la número 9, donde comienza la ruta de hoy. El objetivo, es llegar a ver (y si fuera posible, hacer un vuelo con el dron) un glaciar, el Gepatschfener. El tiempo está muy dudoso, y hace viento. 


El camino, asciende en un primero momento por una ladera de hierba con vacas, en dirección Este. Cuando rodea la montaña, desciende en dirección al río que genera el propio glaciar. Las rocas graníticas están muy arañadas por los hielos de hace cientos (quizás miles) de años. A medida que nos acercamos, el terreno es más virgen y reciente.  Es entonces cuando comenzamos a encontrar las placas que marcan dónde llegaba el glaciar en el pasado. 


La primera que vemos, es de 1971, y está muy , pero que muy lejos. Pero lo que realmente es sorprendente son las placas más modernas (2012), se encuentran lejísimos de la lengua. Cuando estamos llegando al hielo, el terreno bajo nuestros pies es prácticamente virgen. ¿Cuántos años hará que las piedras que pisamos no ven la luz del sol?. 


Algo parecido ocurre con las paredes laterales sobre nuestras cabezas, mordidas por el hielo hasta hace dos días… Cuando llegamos a la lengua, no hay nadie y podemos disfrutar de las vistas y de un vuelo de dron memorable (pese al viento). Regresamos por el mismo camino. Al final, nos pilla un rato de lluvia. 

Distancia total     9,9 Km
D+             429m
Tiempo                2h 30’

Continuamos ascendiendo curvas. Al final de la carretera, casi a 3.000 m se encuentra el último cacharro mecánico. La cima Weibseespitze (3.510m) está agonizando. 


Sus glaciares (o lo que queda de ellos) están negros por las piedras que caen de la propia montaña desnuda de nieve. Sobre el raquítico hielo, han instalado más remontes, e incluso en su arista cimera, se pueden ver las torres metálicas de los telesillas. Hay un caminito que lleva a una zona del glaciar cubierta con una lamina geotextil protectora. Pero no es para proteger al glaciar, sino a una cueva artificial que se ha excavado en él. 


Creo que es la montaña más masacrada y moribunda que he visto nunca. De regreso a la furgo, llueve con intensidad para luego granizar con fuerza.

La Garganta Hollental Klamm 

La Garganta Hollental Klamm aparece en el libro que nos está sirviendo de guía, “Alpes para todos II”. Lo cierto es que las fotos del libro no son especialmente atractivas, pero ¿Quién sabe?. Sólo hay una manera de salir de dudas.


Aparcamos en el teleférico de Kreuzeckbahn (18€ sólo ida), el cual nos libra de los primeros 850 m de desnivel. Los caminos están en un principio muy marcados, casi una pista. Nosotros tomamos las indicaciones hacia Hupfleitenjoch, un collado a 1750m. Hasta allí, no habremos superado más de 180 m, que es prácticamente el desnivel total de la ruta. Desde el collado, una bajada bastante vertiginosa, protegida eventualmente por cables, lleva a un refugio Knappenhauser (1526m), y algo después al refugio Hollentalangerhutte (1387m), que sirve de base para ascender al Zugspitze. 


Nos ha sorprendido la cantidad de gente que hay subiendo desde este refugio hacia el collado Hupfleitenjoch (es decir, la gente que hace la misma ruta que nosotros, pero en sentido inverso). La ascensión al Zugspitze desde este refugio, no parece muy complicada, a juzgar por la ausencia de pilotets (pero sí casco) de los alpinistas que encontramos. En este punto, el camino vira radicalmente de transcurrir con dirección sur-oeste, al nordeste (derecha). Alguna cascada pequeña, nos sirve de anticipo para lo que nos encontraremos poco después. Siguiendo el curso del río Hammersbach, vemos cómo las laderas de ambas orillas se acercan más y más. En un punto determinado, hay que decidir entre la margen izquierda (la que conduce a los famosos túneles), o la derecha, que no penetra en las gargantas Hollental Klamm. Lógicamente, optamos por la izquierda. 


Es recomendable ponerse un impermeable, ya que el agua será el protagonista durante varios cientos de metros. Los túneles fueron construidos como parte de un proyecto de generación de energía hidroeléctrica. Ahora son utilizados para fines turísticos. Tanto dentro como fuera de las galerías, el agua cae por todas partes. En los tramos exteriores, puede verse el agua encabritada en el fondo de la garganta, de un color azul precioso.

 Realmente, este tramo, relativamente corto, hace que merezca y mucho la pena. Pasadas las galerías, hay un peaje (5€). Yo he disfrutado mucho, pero Ester lo ha gozado de verdad. Desde la salida de las gargantas, hasta Hammerbasch, es un paseo por montaña, y desde allí a donde hemos dejado la furgo (teleférico de Kreuzeckbahn), una pista junto a la vía de tren.


Los siguientes datos, probablemente sean incorrectos, debido a que en el interior de la garganta la señal GPS llega distorsionada

Distancia total    18Km
D+                     192m
D-                     1029m

Herzogstand – Heimgarten, un paseo por Baviera. 

Hoy queremos hacer una excursión que viene en nuestra guía, en la zona de Walchensee. Se trata de un precioso lago con su consabido teleférico y mil rutas en sus inmediaciones. Hoy tengo licencia para correr. Ester toma el teleférico que asciende hasta 1580m. Yo salgo del mismo parking (840 m). El camino, entre el bosque, es muy cómodo para correr. Voy pasando caminantes que me dejan paso y me miran extrañados…¿Qué hace este viejo corriendo?, supongo que preguntarán. Es curioso, creo que en 2 semanas de recorridos casi a diario por las montañas, sólo he visto a 2 o 3 corredores, no es un deporte ni de lejos tan popular como en nuestra tierra. Llego al refugio Herzogstand Hauss (1580m) en 52’ (en los carteles los horarios son bastante mayores, 2h 15’). Desde ese punto, puede verse el  “pico” Herzogstand, de 1731m. 

También desde allí puede verse el camino que, en unas marcadas zetas, llega a la cumbre. Hay muchísima gente, que han subido hasta ahí en teleférico. Los últimos metros me llevan 13’. Hay dos cimas, una con una cruz, y otra con una especie de quiosco, asciendo a ambas por error. Cuando comienzo a descender hacia él, veo a Ester que ha debido abandonar la cima hace unos pocos minutos. Desde ese punto, puede verse el espectacular recorrido del sendero, el cual discurre íntegramente por la cresta hasta el Heimgarten (1791m). 

A 1 Km de la cumbre coincido con Ester. A partir de ahí, caminaremos juntos por el entretenido camino, el cual aún siendo fácil tiene algunos tramos escarpados protegidos por cables y barandillas. Llegamos al Heimgarten con el tiempo muy incierto, por lo que no paramos demasiado en su cumbre y emprendemos el descenso. 


Desde el punto en el que nos encontramos, 2,2 Km a la cumbre. Algo más abajo se encuentra el refugio Hans Frey Hutte, uno de los más antiguos de la zona, 1934. El resto del camino, transcurre casi todo por bosque, con alguna subidita de la que ya estábamos advertidos. Desde la cumbre hasta el aparcamiento, hay unos 7,5 Km y 1000 m de desnivel.

Tramo corriendo:

Distancia        5,9 Km

D+                 900 m

D-                 100 m..

Tiempo        1h:14’

Tramo caminando:

Distancia        8,4 Km

D+                286 m

D-                1086 m

Tiempo        2h 55’

Refugio Blaueishütte

El objetivo de hoy es visitar el Refugio Blaueishütte, desde donde es visible el (agonizante) glaciar más septentrional de los Alpes. Para ello, hay que conducir hasta el Hintersee, otro precioso lago alpino. 


Aparcamos gratis, y tomamos el camino que lleva al refugio algo tarde, a las 15h. El camino es sorprendentemente bueno, una pista estrecha (o camino ancho, como se quiera), que asciende en una pendiente extraordinariamente regular los 850 m de desnivel que le separan del refugio. Cada pocos metros, hay una pequeña obra de drenaje, y la banda de rodadura es de zahorra. Un lujo… El último Km aproximadamente, es por un camino "normal" de montaña. Se llega así a la antigua cabaña, y a los pocos metros, al moderno refugio. Dadas las horas, apenas queda gente en la terraza. 


Compartimos una cerveza mientras observamos el lejano glaciar. Una verdadera lástima. Las montañas que nutren la cuenca glaciar (Blaueisspitze, de 2.481m y Hochkalter de 2.608 m) son unos buenos tochos calizos, dignos de otra incursión. Ya bastante tarde, emprendemos el descenso por el mismo camino que subimos. 

Distancia total      11,5Km
D+                        850m
Tiempo                3h 12’