miércoles, 5 de septiembre de 2018

Ascensión a El Capitan

De entre todos los pedruscos memorables de Yosemite, hay uno que destaca de entre todos ellos. No sólo por sus dimensiones, que también, sino porque rezuma historia.
Y es que en el capitán se han escrito algunas de las historias más emocionantes de la escalada en roca a partir de los años 50.



No estoy capacitado para ascender ninguna de sus vías de escalada, pero, más por romanticismo que por otra cosa, me producía mucha ilusión ascender por donde descienden los valientes.



La entrada al valle, desde Tunel View, fue tan espectacular como emotiva. Por fin veía con mis propios ojos los tapiotes del Half Dome y el capitán, además de las míticas cascadas que se precipitan por todos los rincones.


Pero lo que más sorprendió fue la cercanía de El Capitán a la carretera: la base de la Nose se encuentra a tan solo 450 m de la cuneta.


En consecuencia, hace falta levantar mucho la cabeza para poder ver toda la pared.


No encontramos muchas cordadas, pese a que el tiempo era muy bueno y las fechas, estupendas (mediados de mayo). Sólo un par de ellas, pero suficiente para poder percatarse de la inmensidad de este mar de roca.


Me extraño mucho el trato que recibe la escalada en Yosemite. Teniendo en cuenta que en El Capitán, Half Dome y otras paredes se han producido las mayores ‘revoluciones’ estilísticas y técnicas de la escalada en roca (principalmente ,dentro del “Big Wall”), esperab un gran despliegue de información y merchandaising, tal como ocurre en Chamonix con el Alpinismo.


Pues no. Sólo algún triste cartel en el Camp 4, y nada en los centros de interpretación. Da la impresión de que la escalada no está bien vista, y que los escaladores son personas non gratas para los gestores del parque. Quizás tengan motivos para ello…

La ascensión al capi, por donde bajan los valientes y sólo suben los cobardes como yo comienza en el Camp 4 (no podía ser de otra manera). Existe otra aproximación posible, desde el oeste, tomando el Old Big Oakflat Trail, pero la más habitual es la ruta del Camp 4.


El “problemilla” que tiene esta ruta es que es común con el hiper masificado Yosemite Falls Trail. La parte buena, es que no tiene pérdida.


Como digo, partimos de la parte posterior del Camp 4 (unos 1200 m). En un primer momento, el camino discurre por bosques de aspecto muy mediterráneo. Pasa por algunos miradores que, como todo en EEUU, están debidamente acondicionados, marcados y, nunca, improvisados.


Tras ganar algo de altura, giramos a la derecha (este) y de esa manera aproximarnos a las famosas cascadas de Yosemite.


Ahora es cuando nos empezamos a dar cuenta de por qué el itinerario está tan concurrido…

El camino es bastante amplio, y parcialmente acondicionado. Hay que prestar atención a las rocas, ya que, de tanto pasar, están bastante pulidas, y debido a la cercanía de las cascadas, húmeda.

A la altura de 2050 m aproximadamente, dejaremos el camino que lleva a la Upper Fall para tomar el que, convenientemente señalizado, surge a la izquierda. Según el cartel, 4,7 millas


Si hasta este punto la ruta es amplia, perfectamente acondicionada y muy concurrida, todo cambia a partir de este punto.

El camino pasa a ser un sendero normal de montaña, y lo cierto es que no hay nadie. Absolutamente nadie.


El ambiente, evidentemente, es mucho mayor, y se camina muy a gusto tras dejar las hordas atrás.
Algún cartel nos dirige en cada cruce, no hay pérdida.

En general, todo el recorrido discurre por unos bellos bosques de coníferas, pero en algunos momentos, la masa forestal se abre y permite tener una perspectiva más amplia del entorno.


Las montañas son “más o menos” iguales en todas partes, y puedes entrenar en los Alpes lo que luego pondrás en práctica en el Himalaya. Pero hay ciertas cosas que no son exactamente iguales. Como por ejemplo, la presencia de animales salvajes. En este parque, abunda el oso negro (que no es especialmente peligroso), y por todas partes hay carteles indicando que no se deje comida en el coche o tienda, o cómo comportarse si te encuentras con uno… En fin, que me emparanollé un poco, y veía plantígrados por todas partes.


La niebla ha ido ganando terreno progresivamente, y cuando alcanzo las inmediaciones del capi, no se ve nada. No se trata de una cumbre como tal, sino de un espolón que surge de la sierra y que acaba en el vertiginoso precipicio que todos conocemos.


El día no está para tirar cohetes, y al haber subido sólo (y no haber visto rastro de nadie más) decido regresar sin demasiado entretenimiento. Dejo para otra ocasión el acercarme al final de la Nose y vuelvo sobre mis pasos.

El retorno se hace bastante largo y pesado, especialmente por las hordas de turistas en el camino de las cascadas. En total, han sido 27 Km (ida y vuelta) y un desnivel positivo de 1.500 m.