sábado, 5 de marzo de 2022

Saldando cuentas pendientes en los Alpes.

En esta segunda incursión alpina del verano de 2021, saldamos “cuentas pendientes” con algunas montañas que se quedaron en el tintero en anteriores ocasiones.


El Chamechaude, punto culminante del macizo de Chartreuse, pero sobre todo la Aiguille de la Grande Sassiere, un pico de casi 4.000 m del que nos enamoramos desde la Rocher de la Davie, fueron los principales culpables que nos echáramos a la carretera y tomar rumbo a nuestros queridos Alpes.



Segunda etapa de las vacaciones de este año. Tenemos una semana, por lo que los Alpes franceses parecen perfectos. Salimos el 13 de agosto, y tras pasar la noche en Saint Paul Trois Chateau (perfecto lugar para pernoctar en camper), enfilamos al Col de Porte, lugar desde donde se accede a nuestro primer objetivo.

Chamechaude (2.082 m), el humilde techo del Macizo de Chartreuse. 

El año pasado se nos quedó en el tintero, y no podíamos dejar esa deuda pendiente. Estamos anquilosados del viaje y tenemos muchas ganas de ponernos en marcha. El camino nos recuerda mucho en los primeros metros al del cercano Dent de Crolles, otra montaña del mismo estilo que ascendimos el año pasado. 

Afortunadamente, una buena parte del itinerario discurre bajo un precioso bosque atlántico de hayas y abetos, que resulta muy refrescante. Cuando salimos de él, sopla algo de viento, y se hace más llevadero el calor (hemos salido a las 11h, muy tarde para esta época del año) . Unas zetas facilitan mucho el ascenso por la áspera ladera de piedra. Ester va a un buen ritmo, y prácticamente no paramos. Los últimos metros hasta la arista, están muy empinados, pero unos troncos a modo de escalones ayudan a superarlos. 

Tomamos un rápido refrigerio, y nos encaminamos al paso "chungo" de la ascensión, un resalte rocoso que se supera sin grandes dificultades gracias a un cable y algunos escalones tallados en la roca. 

La cima, está a pocos metros de la salida del pasito. El paisaje, es muy chulo. Se ve el Dent de Crolles, los Ecrins, y, medio suspendido en la calima, el mismísimo Mont Blanc. Hay un par de planeadores que pasan muy cerca y dan mucha envidia. 

Acometemos el descenso. El destrepe, sin mayores problemas. La ruta de bajada no coincide con la de ascenso, imagino que para evitar pitotes de gente. 

Pasamos junto a una canal muy empinada, la Canal del Cable (no se han roto los sesos). Comemos en los primeros pinos que encontramos, mientras vemos despegar un parapente. Unos kilómetros después, enlazamos con el camino de ascenso. Cuando llegamos abajo, nos cobramos la recompensa en forma de un rico y dulce sirope.

Tiempo       4h

D+              740m

Distancia    8 Km

Decidimos visitar el Fort de Saint Eynard, que está a unos 20mn. La carretera es muy estrecha, pero las vistas son brutales. 

Descubrimos otra montaña preciosa de la que no habíamos oído hablar, el Pic de la Belledonne, un casi tres mil que da nombre al macizo de Belledonne. Para otra ocasión…

En los dominios de la Aiguille de la Grande Sassiere. Ascensión a la Pointe de Picheru (2.953 m)

Paramos a comprar algunas cosas de camino a Tignes. La carretera y los pueblos que atravesamos nos resultan familiares por otras visitas anteriores. Llegamos a la presa de la Saut donde pasamos la noche. Hay bastante gente, lo cual es lógico si tenemos en cuenta las innumerables rutas y ascensiones que pueden realizarse desde allí.

Amanece otro día de postal. Ester prefiere tomarse el día de tranqui, y descansar para mañana. Yo he visto en un libro una ascensión rápida e interesante, a un pico secundario, la Pointe de Picheru. El recorrido, que he bajado de Wikiloc, toma el camino que sube al Lac de la Sassiere. A los  2 Km aproximadamente, lo deja, girando a la derecha - sin que exista sendero alguno - por una vaguada. Sólo en algunos puntos muy concretos encuentro una traza semidifusa. Se llega, en un entorno bastante salvaje, al lado del Lac du Grand Creux. 


Desde alli, se toma un espolón de hierba y tierrecilla girando algo a la izquierda y siguiendo luego un rumbo directo a la cumbre. Pensaba que habría más gente… alguien. Pero no hay ni rastro de bípedos en esta cumbre. Un pilón de piedras indica que he llegado al punto más alto. Hasta allí, he tardado algo más de una hora para superar 650 m de desnivel y 4,3 Km. Sigo por una crestecilla algo afilada hasta otra cumbre menor, pero no veo muy bien como bajar hacia la ruta "normal". 


Finalmente, retrocedo algo, y sigo los hitos. Ya en el camino que lleva de Val d'Isere al Lac de la Sassiere, coincido con un francés con el que charlo un rato. Y pocos metros después, ya de bajada al lago, encuentro a Ester, que me está esperando. Cambio el modo corredor por el modo andarín, y regresamos juntos al lago. 

La Grande Sassiere nos mira durante todo el trayecto. ¿Se dejará subir manana...?. Una vez en el lago - hay bastante gente -,decidimos acercarnos un poco más al glaciar de Rhemes Golette. Parece que no, pero para ver el glaciar, hay que superar un desnivel que a priori no lo aparentaba, cerca de 300 m. El pico de Tsanteleina, de 3.601 m, acapara todas las miradas. Ester comienza a descender, y yo vuelvo al modo corredor para ver el glaciar más de cerca. Llegó a la lengua tras 1 Km aproximadamente. 

Hay bastante gente jugando con la nieve, haciendo fotos a los chuchos, etc. Tras un par de fotos, desciende hasta encontrarme de nuevo a Ester cerca de lago. De nuevo en modo caminador, regresamos juntos a la furgo. 


La Grand Sassiere nos observa mientras nos vamos a descansar, 1.300 m sobre nuestras cabezas.

Aiguille de la Grande Sassiere (3.747 m).

Hoy es un día importante del viaje. Intentaremos la Aiguille de la Grande Sassiere, un tocho de casi 4.000 m. Para Ester es un reto de primer orden, ya que el desnivel no es nada desdeñable – unos 1.400 m – y no tenemos muy claro cómo será el terreno. 


Nos levantamos muy prontito, a eso de las 6.30, y a las 7.30 estamos caminando. Hace fresco a esa hora del día. Cumpliendo el objetivo que nos hemos marcado, ascendemos muy despacio, a 450 m de desnivel por hora. Las primeras rampas son bastante empinadas, y superan la ladera sur de la montaña con decisión. Nos adelanta un señor que va con piolet y un grupo de chicas muy fuertes. Tras superar los primeros 150 m, el camino gira a la izquierda, buscando la arista SW. Hay que superar una trepada tonta, pero con la roca pulida e inclinada, sin presas buenas… ya veremos a la bajada. Ya en la arista, el terreno se vuelve más áspero y pedregoso.


La Rocher de la Davie, se encuentra muy cerca, y distinguimos el recorrido que acometimos ahora hace un año. Antes de que la arista gire a la derecha, para tomar una dirección E-W, es visible el tramo final. Es francamente empinado. Seguimos ganando altura. 


Cuando llegamos a los 3.100 m, se ve el Glaciar de la Sassiere. Hay algunos pasos algo delicados pero fáciles, y un par de collados a los que se debe descender desde la cresta. En general, la progresión por esta "arista", es un placer, especialmente por la extraordinaria cercanía del glaciar por el lado norte, y el impresionante patio de la lúgubre cara sur. 


La única pega es el viento, en ocasiones intenso, que además agudiza la sensación de frio. Nos cruzamos con un alemán (o suizo) que nos informa del estado de la ruta. Nos adelanta que es muy empinada y húmeda en el último tramo. Llegamos al último colladito, a partir del cual empieza el pináculo final. Es una pedrera bastante descompuesta, y de gran pendiente. Tras un par de resaltillos de roca que se sortean sin problema, nos metemos de lleno en el “mar de piedras”. 


La senda hace zetas, y permite progresar con cierta facilidad. Hay un grupo de franceses entrados en años, uno de los cuales sube y baja corriendo como loco. Llegamos a la cumbre. La recompensa es mayúscula, sobre todo por lo inesperado. La vertiente Italiana es un mar de glaciares espectacular. 


Hacia el oeste, es visible la Rocher de la Davie, que nos parece pequeña y lejana. Nos hacemos unas fotos, y regresamos vigilando cada paso. Estoy algo preocupado por cómo se desenvolverá Ester en la bajada, pero pasito a pasito, conseguimos alcanzar el pie del tramo más delicado sin mayores contratiempos. 


El día ha ido empeorando, y tenemos dudas razonables de que aguante sin llover. Por lo que, sin prisas, pero sin pausa, seguimos nuestro camino. 


El descenso del escalón resbalóso que nos preocupaba, lo solucionamos yendo algo más a la derecha. Los últimos metros, se hacen pesados. Para celebrar la ascensión, nos preparamos un sirope el cual degustamos en las sillas plegables que, hasta ese momento, no habíamos usado. 

Distancia       10,5 Km

Tiempo          8 h

D+                1.430 m

Vall Ferret, una nueva perspectiva del Macizo del Mont Blanc

Pasamos el Col du Petit Saint Bernard y descendemos hacia Italia. Como en otras ocasiones, flipamos con las vistas del Macizo del Mont Blanc desde la carretera. 


Vamos a Courmayeur, el “Chamonix” italiano. Está petadísimo y no podemos aparcar, por lo que vamos a Entreves. Allí debemos aparcar junto al campo de fútbol y tomar una “Navette” que nos lleva al Vall Ferret. Es necesario hacer un trasbordo. Bajamos en la última parada del valle, Lavachey. 


Las vistas desde el Vall Ferret son de quitar el hipo, ya que discurre al sur de algunas de las montañas más famosas del macizo: Las Grandes Jorases, Leschaux, y la arista del Peuterey con el Montblanc al fondo. El valle en cuestión, es un lugar hiper turístico, con muchos chiringuitos de montaña. Nosotros caminamos por la carretera, subiendo un par de curvas, y luego, de casualidad, encontramos un sendero que lleva al Refugio Bonatti.  


Ese nombre, tienta. Tras 300 m de desnivel, alcanzamos el refugio que, como preveíamos, tiene unas preciosas vistas. 


Desde allí, tomamos un trozo del TMB (Tour du Mont Blanc), que discurre a media ladera, valle arriba. Lo que hacemos es, tras 4 Km, bajar otra vez al valle y tomar allí el bus de regreso. 

Tiempo:         2h
Distancia:      7,7 Km
D+                  472 m

De regreso a la furgo, volvemos a Courmayeur, a ver si tenemos más suerte y aparcamos. Así es, y además, gratis. El pueblo está llenísimo de gente, pero es bastante agradable. Visitamos un pequeño museo en la casa de guías, bastante interesante. Entre otras cosas, hay una Madonna, que en su día estuvo en una cima del macizo. Su coronilla está fundida por el impacto de un rayo... ¿Dios tiene buena puntería o mala leche?


Regresamos a la furgo, y enfilamos hacia el Grand Paradiso. Se tarda algo más de 1h45m. Dormimos en un pueblo con área de caravanas, Degioz, que se encuentra unos 8 kilómetros de Pont, lugar de salida de la excursión de mañana.

El Grand Paradiso. Bonito nombre para una bonita montaña.

Bien temprano, completamos la carretera que todavía nos queda para llegar al gran aparcamiento junto al camping, en el pueblecillo de Pont. Hay mucha gente. Nos tomamos el tradicional y delicioso capuchino en la cafetería de un hotel y nos ponemos en marcha. 


El camino al refugio Vittorio Emmanuelle está muy acondicionado para facilitar el tránsito de acémilas (antiguamente). El día, por cierto, es estupendo. Los algo más de 700 m de desnivel los superamos en unas dos horas. El refugio, como preveíamos, es grande y hay mucha gente. Desde allí es visible el Ciarforon, de 3.642 m, y que en un primer momento confundimos con el Grand Paradiso. Lo cierto es que el paisaje desde allí me decepciona bastante. Esperaba ver una masa glaciar imponente, como la que divisamos desde la Grande Sassiere. Pero no, el hielo no abunda por estos lares. Decidimos ir a otro refugio, el Federico Chabod, caminando desde el Vittorio Emmanuelle. 


El camino entre ambos refugios flanquea la cara oeste del Grand Paradiso, y tiene 6,5 Km de longitud. En un sube baja permanente, desciendiendo unos 300 m, para volverlos luego a recuperar. Nos encontramos con varios grupos de caminantes, pero no coincidimos con la cantidad de gente que había en el camino de subida al primer refugio. 
El Gran Paradiso es visible a ratos. Pero es cuando se llega al Refugio Chabod (se nos hizo algo largo el caminillo) cuando se aprecia la majestuosidad de la cara NW de esta famosa montaña: Una gran pared de hielo y nieve, en cuya base el glaciar se rompe en una cascada de seracs. 


Las dimensiones de la montaña sólo se aprecian cuando se consigue localizar a los alpinistas sorteando las grietas del glaciar. Me da envidia.
 

Pero luego pienso en la romería que debe ser la ascensión por la ruta normal, y se me pasa. Comemos algo, tomamos un capuchino y emprendemos el descenso al valle. La ruta que hemos hecho conlleva caminar unos 2,5 Km de carretera para regresar a Pont. Pero, pese a ello, merece mucho la pena.

Tiempo          5,5h
Distancia       20 Km
D+                 1.170 m

La montaña de los Toblerone.

Ponemos rumbo a Cervinia. Para ello, deshacemos parte del trayecto que hicimos el día anterior. Unos kilómetros antes de entrar al pueblo, vemos la cumbre del Cervino, medio colgada entre las nubes. Justo antes de entrar, hay una gran aparcamiento lleno de caravanas, donde nos quedamos. Damos una corta vuelta por Cervinia. Como era de esperar, súper turístico (pero agradable). Nos vamos a dormir con un ojo pendiente del tiempo... Cuando nos levantamos y echamos un vistazo al exterior, nos damos cuenta de que estamos en Alpes y que no siempre puede hacer buen tiempo. Aunque no llueve, está bastante tapado y el Cervino no se ve por ninguna parte. Nuestro objetivo, es hacer un recorrido que pasa por el refugio Orionde, y regresar por  el Lago Diga Dell Goillet. 
El primer tramo, hasta el refugio, toma un camino que discurre junto a la pista de abastecimiento del refugio, a más o menos distancia de ella. 


En ocasiones tomamos la pista, pero en general vamos por el sendero, ya que resulta mucho más agradable. Pasamos por una capilla que, suponemos, goza de unas bonitas vistas de la montaña, y unas fotogénicas cascadas.


Hasta el refugio hay unos 700 m de desnivel y tardamos 2h 50 con paradas. El Cervino no ha dado señales de vida en todo el trayecto, a no ser por un par de desprendimientos que hemos oído, uno de ellos muy fuerte. 


Tomamos un capuchino con una deliciosa tarta de chocolate, y comenzamos a ascender los primeros metros de lo que sería la normal del Matterhorn desde Italia, la arista Lyon, hasta  alcanzar la “Cruz de Carrel”. 


Esta pequeña cruz está dedicada al guía del mismo nombre, caído en la montaña a mediados del siglo XIX. Por cierto, un guía para el Cervino cuesta 1.500€ y solo admiten un cliente por cordada. Una vez en el refugio, tomamos el camino que lleva a la estación de funicular de Plan Maison. Discurre por las morrenas de los antiguos glaciares que bajaban por las faldas del peñasco, y supongo que, de verse algo, habría sido un recorrido espectacular. 


Una vez en el putiferio de la estación, tomamos otro trayecto que lleva al lago Diga Dell Goillet. Este lago apresado, tiene un color azul espectacular, que nos recuerda a los lagos de Canadá. 


Desde allí, y una vez superado un repecho, todo es bajada, la cual se hace larga. Al final ha sido una palicilla, que no fue recompensada por las deseadas vistas de segunda montaña más famosa de los Alpes.... Pero sí por una deliciosa pizza en Cervinia

Distancia    17 Km
Tiempo        5h
D+               1.205 m

Cenamos en la terraza de la Pizzeria la Grotte, con las esperanzas de que se deje ver el gigante. Solo por unos breves momentos, y parcialmente, conseguimos ver el Pic Tyndall, una antecima. 


Aún así, disfrutamos de esta pequeña muestra de generosidad de la montaña de los Toblerone.

Al día siguiente, el Cervino se muestra en todo su esplendor, y para disfrutar de sus vistas vamos valle abajo, al lago Blu. Sin duda, es El Sitio para hacer LA FOTO. Un pequeño lago, a un minuto del coche, que refleja la silueta perfecta de la montaña. 


Llegamos muy temprano, y sólo hay unos pocos visitantes. El reflejo es perfecto… hasta que unos patitos deciden chapotear en el agua y lo fastidian. Subimos por unos caminos que llevan a otros oteaderos desde los que vemos la mole de piedra desde diferentes ángulos. 


Tomamos otro capucho y regresamos. Ahora, el lago está saturado de turistas. 

La ruta de los 3 collados del Paso del Grand San Bernardo

La última ruta de esta incursión alpina, será en uno de los puertos más famosos de la cadena montañosa: el Paso del Gran San Bernardo. 


Tomamos el camino 13A, hacia el primero de los tres pasos que subiremos hoy, Fenetre de Ferret (2.698m). Desde allí, se desciende fácilmente hacia 3 lagos. 


El paisaje es magnífico y el día, espectacular. Emprendemos la ascensión al segundo de los pasos, el Col du Bastillon (2.761m). 



Lo cierto, es que no se adivina por dónde diablos superará la barrera rocosa que tenemos enfrente. Sin embargo, el camino salva con astucia todos los obstáculos. Ester hoy va bastante cansada y se le atraganta algo la cuesta. 


Desde lo alto, es visible el último de los pasos que nos queda, el Col des Chevaux. Comemos algo al pie del paso, para tomar fuerzas. Los 300 y pico metros, se le hacen bola a Ester, pero llegamos arriba con bastante dignidad. En el descenso al Col du Grand Saint Bernard nos encontramos con una excursión organizada en la que llevan… San Bernardos ¡¡


En el puerto visitamos una especie de refugio que utilizó Napoleón, y enfilamos hacia Chamonix. Y de allí a casa, a soñar ya con la siguiente salida a la montaña.