Viajar no siempre significa poner kilómetros con la cotidianidad; a veces el camino nos aleja de nuestro presente mucho más que de nuestro hogar.
Si hubiera que condensar este trekking en una sola palabra, sería ‘remoto’; quizá incluso ‘aislado’. En un mundo ultraconectado, donde la inmediatez marca el ritmo de casi todo, experimentar la desconexión total se ha convertido en un lujo cada vez más difícil de alcanzar.
El valle de Bartang se extiende al sur de Tayikistán, en plena cordillera del Pamir. Volver a estas montañas dieciséis años después ha sido, de algún modo, una forma de reconciliarnos con aquella durísima experiencia del intento al Lenin en 2009. En esta ocasión, las áridas y abruptas montañas pamiris nos han ofrecido su vertiente más amable: lagos de altura, cumbres nevadas, valles inmensos y,también, la hospitalidad de su gente.
El inicio del recorrido es el acogedor pueblo de Bardara, de donde es originiario Mamadbek, nuestro guía y amigo, así como el resto del equipo formado por 3 arrieros y unos 4 burros.
DIA 1: BARDARA - GERJAST
Comenzamos el trekking. Dejamos en Bardara el equipaje que no vamos a utilizar y quedamos con el conductor que nos recogerá en Yashilkul siete días después.
Los primeros kilómetros avanzan por un buen camino junto al furioso río Bartang, siempre por su margen izquierda. Impresiona escuchar el golpe seco de los bloques de piedra que arrastra en su cauce. Nos cruzamos con varios locales que transportan fardos de paja procedentes de pequeños asentamientos por los que, poco después, también pasaremos.
Descansamos en una minicentral hidroeléctrica, financiada por el líder de los chiitas, responsable de haber costeado una infraestructura tan útil. Cuesta imaginarse al papa de Roma haciendo algo similar.
Tras atravesar un par de pueblillos, seguimos remontando el valle por zonas algo estrechas. Hacemos una pausa bajo unas sabinas en un sector mucho más abierto. Algo más arriba encontramos restos de antiguos asentamientos, de los que sólo quedan visibles algunas ruinas y campos roturados.
Un poco más adelante, el camino cruza el río por un puente moderno, cortesía de la ya extinta USAID. Más arriba nos topamos con un rebaño de yaks, el primero que vemos en este viaje.
Después volvemos a cruzar el río. Paramos a comer en una zona tranquila, cerca de los yaks.
Aunque no estaba previsto, hoy toca también un cruce de río. Se trata de un torrente que, pese a su escaso caudal, baja con una corriente rápida. Tras varios intentos, decidimos acondicionar el paso colocando piedras grandes a ambos lados de un estrechamiento, aunque el agua se las llevaba con facilidad. Pasamos todos más o menos secos a la otra orilla, utilizando técnicas diversas.
Un poco más arriba llegamos al lugar del campamento. Es una zona de pasto, bastante polvorienta y algo desagradable, aunque con vistas magníficas. Allí encontramos una tienda con dos personas que realizan el trekking en sentido inverso al nuestro. Al montar las tiendas, nos llevamos una sorpresa poco agradable: una de las tiendas de dos plazas es moderna y está en buen estado; otra, de tres plazas, es vieja pero funcional. La nuestra, en cambio, es antigua y presenta una raja de unos 40 centímetros, además de varios rotos en el techo.
La reparamos como podemos con cinta americana. Peor suerte corre la tienda comedor, con dos palos rotos que la hacen inservible. Todo indica que nadie revisó el material antes de iniciar el trekking.
DIA 2: GERJAST - GULZOR
Pese a la altura, por la noche ha hecho algo de calor. La jornada de hoy promete ser intensa, e incluye el cruce de un torrente, atravesar el glaciar y unos 1.200 metros de desnivel.
A poca distancia del campamento debemos cruzar el Bartang para internarnos en otro cauce perpendicular, el Mana. Aprovechamos un tramo en el que el río se divide en numerosos brazos, lo que facilita el paso. Nos calzamos las sandalias y vamos atravesando varios cauces, ninguno de ellos demasiado profundo —en ningún caso superan mucho las rodillas— y con una corriente aceptable. Lo único verdaderamente inaceptable es la temperatura del agua. Llegamos a la otra orilla, por decirlo de alguna manera, completamente vigorizados.
Remontamos con ánimo el torrente subsidiario por la margen derecha, superando ya los 4.000 metros de altitud. Hacemos una parada para comer en un lugar espectacular, aunque el tiempo comienza a empeorar con rapidez. Desde primera hora de la mañana se acumulaban bastantes nubes y, a lo largo del día, no han hecho más que aumentar. Mamadbek propone pasar la noche en un camp site situado bajo el paso… Veremos cómo evolucionan las cosas.
Tras dejar atrás el torrente continuamos por una zona de morrenas, un paisaje completamente mineral. Cuando alcanzamos el camp site está medio nevando. La decisión es evidente, no podemos continuar con estas condiciones.
Frente a nosotros se alzan montañas de 5.380 metros, y cada pocos minutos descargan una andanada de piedras con un estrépito estremecedor.
Nos metemos en las tiendas para refugiarnos del viento y de la nieve, que cae ya de forma copiosa. Cenamos dentro, porque fuera es prácticamente imposible permanecer.
No tenemos ninguna duda de que la decisión ha sido la correcta: internarnos en el glaciar con este tiempo, después de la paliza que llevamos encima, habría sido una temeridad peligrosa de verdad.
DÍA 3 GULZOR - KULEN (Bastij Elga)
Durante la noche ha soplado el viento con fuerza y ha nevado en algunos momentos, aunque en general hemos podido descansar. Incluso la montaña ha dejado de escupir piedras durante la noche, todo un detalle.
Amanece un día soleado y en calma: todo aparece cubierto por una fina capa de nieve de entre 5 y 10 centímetros. Tras el desayuno comenzamos el ascenso hacia el paso, avanzando por un terreno de morrenas, muy mineral, en el que debemos superar también una pala de nieve.
Por fin alcanzamos el Bardara Pass, a 4.796 m. Tras las fotos de rigor, continuamos hacia el glaciar, que arranca pocos metros después del paso. Se trata del Glaciar del Mana, un pico de 4.900 m.
No tiene demasiada pendiente, pero a estas alturas de verano es puro hielo. Sobre él han caído unos 10 cm de nieve, algo que facilita caminar sin crampones, aunque también los vuelve casi inutilizables en caso de usarse por los zuecos que se formarían.
El tramo glaciar tiene unos 2 km y un desnivel negativo de unos 100 m. Aunque es bastante plano, en algunas zonas la pendiente lateral es mayor y la nieve menos abundante. A esto se suma que una caída podría terminar en una gran rotura del glaciar… nada recomendable. Logramos pasar sin mayores apuros, aunque no logramos imaginar cómo sería esta travesía sin crampones y con hielo vivo.
Al llegar por fin a “roca firme”, nos adelantan los burros, auténticos aspirantes al Piolet de Oro. El descenso por la vertiente Este transcurre por terreno inestable, donde los animales provocan constantes desprendimientos de piedras.
Ya en terreno más cómodo hacemos un desvío para visitar el “Kuli Gukharez” o “Lago Gukharez”. En el camino vemos a un extranjero que viaja solo y que, según sabríamos después, era español. Este pequeño "detour" promete ofrecer una de las vistas más espectaculares del trekking.
Pasamos por un primer lago anónimo, de un turquesa precioso pero sin grandes vistas. Tras bordearlo por un terreno muy rocoso, alcanzamos el Lago Gukharez, mucho más impresionante. Al azul intenso se suman las vistas de la montaña Сафедоб (Safedob), de 5.681 m, conformando una postal perfecta.
Comemos junto al lago y regresamos siguiendo la misma ruta.
El retorno hasta el camino principal se hace algo duro por las piedras, pero posteriormente, la bajada por el valle se vuelve mucho más agradable. Pasamos por tres lagos más, cada uno más bonito que el anterior. Al final del último de ellos, a cierta distancia, se encuentra el campamento, esta vez sobre hierba, en un lugar muy acogedor.
DÍA 4: KULEN (Bastij Elga) – FUROHKSANGOV
Desayunamos a las 7:30 y, con fresco, retomamos la marcha. Descendemos por buen camino hasta el Valle de Langar, que conduce al famoso Lago Sarez. Recorremos unos cientos de metros por la margen derecha hasta un asentamiento estacional de pastores, Vükhinj, donde una familia de Bardara —concretamente, un primo de Mamadbek, su mujer y su hijo de 5 años— pasa el verano junto con sus rebaños.
Llegan en julio, cruzando el glaciar con sus cabras y vacas, y regresan por el mismo camino en septiembre. Según nos dijeron, cruzar el glaciar a principios de verano resulta complicado por la cantidad de nieve acumulada y que dificulta enormemente el paso de los animales. Sin embargo, al regresar a Bardara den septiembre, el problema es que el glaciar es una peligrosa pista de patinaje donde bestias y humanos se exponen a resbalones de desenlace incierto.
La vida aquí es durísima: no hay leña en kilómetros, así que toda la energía para cocinar y calentarse proviene de las boñigas secas del ganado. Elaboran su propio yogur y mantequilla, que nos ofrecen y aceptamos con gusto. Ante ello, uno no puede evitar reflexionar sobre nuestras quejas y la poca importancia real de nuestros inconvenientes cotidianos.
Dejamos el valle del Langar y remontamos un valle subsidiario de éste engalonado con bellos meandros. Arriba alcanzamos el primero de los lagos del día: el Uchkul, de color turquesa y con unas inesperadas gaviotas como protagonistas.
El segundo lago es similar y lo cruzamos a más altura, lo que ofrece una perspectiva distinta.
El tercero recuerda a los anteriores, pero destaca por tener un asentamiento de pastores: en el viven los padres de uno de nuestros tres muleros. Las condiciones de vida son similares a las del asentamiento anterior. Nos ofrecen té y pan con mantequilla, mientras Mamadbek se toma un tsampa, que es en el Himalaya como el porridge en las islas británicas..
El lugar de acampada es muy agradable. La noche, en cambio, bastante fría.
DÍA 5: FUROHKSANGOV – KIRGIZSHABAR
Hasta que el sol nos alcanza, hace un frío intenso. Sin embargo, pese a estar junto a lagos y ríos, la atmósfera es sorprendentemente seca y no se forma escarcha.
Remontamos un valle muy amplio y abierto. Unos kilómetros más arriba la ruta se divide dos caminos: uno asciende a un paso y el otro bordea el Lago Chapdarkul. Ambos confluyen más adelante. Elegimos la segunda opción, que también incluye un paso de 4.500 m. Al fondo destaca un gran pico cubierto por una enorme masa glacial.
Llegamos al lago, uno de los lugares más bellos en los que hemos estado: un enorme pico anónimo de 5.520 m vierte sus glaciares directamente hacia las aguas turquesas del Chapdarkul.
Mientras lo contemplamos, un rebaño de yaks baja a beber justo cuando pasamos. Las enormes bestias imponen y disfrutamos viendo cómo alguna incluso se da un chapuzón.
Tras el lago superamos varias morenas incómodas, pero pronto retomamos un descenso suave por un valle ancho. La bajada por la margen izquierda del Malaya Chapdara se hace algo pesada; las montañas del fondo, aunque glaciares, no resultan tan espectaculares como las de antes.
Llegamos al camp site tras un sencillo y refrescante cruce de río. Aquí convergen los dos caminos, el del paso y el del lago. Hoy tenemos compañía: un grupo de seis italianos que hacen el trekking en sentido inverso, ya que no pueden visitar el Lago Sarez por la avería de uno de los barcos. Después de tanta soledad, sorprende encontrarse con más extranjeros.
DÍA 6: KIRGIZSHABAR – LANGAR
Amanece un día perfecto. Lo que parecía una jornada sin grandes vistas cambia completamente cuando aparecen, al oeste, unos picos afilados de más de 5.400 m —no hemos encontrado su nombre en los mapas— que conforman un circo espectacular con una importante masa glaciar. Son montañas afiladas, casi patagónicas.
El descenso por la margen izquierda discurre por buen camino. El valle se abre mucho, un claro ejemplo de erosión glaciar. En la orilla opuesta vemos un gran rebaño de yaks; una cría ha quedado en nuestra margen y no se atreve a cruzar. Le animamos lanzando algunas piedras al agua.
Tras bajar una morrena algo descompuesta alcanzamos el camp site. Una pareja de eslovenos nos adelanta con sus mochilas enormes y rechaza nuestro té; no acamparán aquí.
El campamento es similar a los anteriores: una caseta de piedra, una letrina deplorable y una zona herbosa junto al río.
Por la tarde se levanta un viento molesto que levanta mucho polvo. Para cenar, tenemos sorpresa: compraron una pierna de cordero en el campamento anterior y hoy preparan una especie de caldereta. Se agradece enormemente el cambio gastronómico.
DÍA 7: LANGAR – YASHILKUL
La noche ha sido agitada: un lobo solitario ha rondado el campamento intentando atacar a algún burro. Los arrieros lo han detectado a tiempo y lo han ahuyentado.
Inicialmente pensábamos rodear el lago por la orilla norte, pero no tiene mucho sentido: es simplemente caminar por una pista árida y polvorienta. Esta opción es útil sólo si se hace el trekking en sentido inverso, ya que ayuda a aclimatar sin que haya que superar grandes desniveles.
Llegamos a la orilla del Yashilkul llenos de polvo, con los labios cortados y con ganas de reencontrarnos con las pequeñas “comodidades” de la vida civilizada.
En el coche recorremos la orilla sur —nos cruzamos con los eslovenos en una curva— hasta Bulunkul, un pueblo junto al lago del mismo nombre. Este enclave es célebre por ser uno de los lugares habitados más fríos de la antigua URSS, con un récord de –63 °C. Incluso en verano conviene abrigarse al ponerse el sol.
El pueblo es pequeño, sin asfaltar, con unas pocas casas dispersas, una tienda básica, una estación meteorológica y bastante chatarra roñosa abandonada por todas partes. Nos alojamos en un Home Stay junto a una yurta. Vimos bastantes de ellas en las zonas cercanas al pueblo, que según nos explicaron pertenecen a pastores nómadas kirguises. Comemos huevos fritos con jamón serrano que nos saben a gloria.
RESUMEN Y LOGISTICA
El trekking ha resultado apasionante, sobre todo por el aislamiento que experimentamosy que cada vez es más difícil encontrar. Sin cobertura móvil ni teléfono satelital, una vez salimos de Bardara estuvimos totalmente aislados. Sólo coincidimos con otros extranjeros en el primer campamento (no llegamos a hablar con ellos, estaban acampados lejos de nosotros), en el día 3 del trekking donde vimos de lejos a un extranjero que iba solo, y el quinto día en el que coincidimos con un grupo de italianos que estaban realizando este trekking accidentalmente. Ha sido como volver a los 90.
El paso del glaciar y los “river crossing” aportaron emoción, sin olvidar el lobo. Los momentos del trekking que más recordaré, más que los paisajes o las aventurillas son los dos asentamientos de pastores que visitamos y que nos hicieron valorar más si cabe la suerte que tenemos.
Habría tenido mucha más lógica realizar el trekking en sentido inverso (comenzando en Yashilkul y finalizando en Bardara) por varios motivos. Desde el punto de vista de la aclimatación, la forma en que lo realizamos conlleva estar a casi 5.000 m en el segundo día. Si bien no es una altura extrema, lo cierto es que los días anteriores de viaje tampoco permitían aclimatar demasiado (estábamos relativamente bajos). Por otra parte, la travesía por el glaciar resulta algo más sencilla de realizarse en sentido ascendente, y en general en caso de realizarse de este a oeste, los desniveles de subida son mucho más suaves.
Nosotros contamos con el apoyo de nuestro guía y amigo Mamadbek, que tiene un buen nivel de inglés y es un gran conocedor del entorno (vive en Bardara donde trabaja como profesor en invierno). Su padre, que también habla algo de inglés, junto con dos locales más se encargan de los burros y dan soporte también al resto de tareas propias del trekking (cocinar etc). El conjunto del viaje fue diseñado por nosotros, en base a otros recorridos y treks que suelen realizarse. La empresa es Pamir Ecotourism. Aquí dejo los datos:
Nasrullo Alinazarov
General Director,
Travel agency "Pamir Eco Tourism"
291 Lenin Str. 736000, Khorog GBAO, Tajikistan
Mobile: (+992) 93 600 19 36, (+992) 900 566 893
E-mail: director@pamirecotourism.com
Website: www.pamirecotourism.com









































