miércoles, 29 de noviembre de 2017

La montaña más icónica de Asia

El Fujisan (incorrectamente denominado Fuji Yama) es la montaña más alta de Japón. Pero no es por eso, por su altura (que también) por lo que se ha convertido en el símbolo del país. 


Su perfecta simetría, el aislamiento, que realza aún más su tamaño, la cercanía al mar y, en definitiva, su extraordinaria belleza ha convertido al Fuji en icono del país Nipón desde hace varios siglos



La representación pictórica más antigua que se conoce data del siglo XI, y parece que, desde entonces, los artistas japoneses no han podido evitar reproducir con sus pinceles a esta perfecta montaña.


Así mismo, resulta complicado no plantearse su ascensión si se tiene la suerte de visitar Japón, ama el arte y está enamorado de la montaña.


Como sucede con tantas otras cosas, aquello que resulta fascinante en la lejanía pierde encanto en la proximidad. La belleza y simbología del volcán, ha atraído a millones de montañeros, peregrinos y turistas desde que un monje anónimo ascendió a su cumbre en el año 663. Siendo su ascensión sencilla, la infraestructura abundante y la temporada de escalada corta, resulta inevitable que esta montaña se encuentre saturada.


Existen 4 rutas de ascenso: Yoshida Trail, Subashiri Trail, Gotemba Trail y Fujinomiya Trail. Explicaciones detalladas de cada una de ellas, incluyendo la previsión de saturación de público pueden ser consultadas en esta web.


Intentando sintetizar al máximo, y teniendo en cuenta que existen detalles de sobra en la web, las características principales de las rutas son:
  • Yoshida: Vía “normal” de ascenso, cómoda y con diferentes trazados para el ascenso y el descenso. Saturadísima. Unos 1.500 m de desnivel
  • Fujinomiya. Menos saturada que la anterior, el camino de ascenso coincide con el de descenso. Terreno mediocre y empinado, unos 1.400 m de desnivel
  • Subashiri: Coincide parcialmente con Yoshida, y es la segunda ruta menos saturada (salvo el tramo común). Unos 1.800 m de desnivel
  • Gotemba: La más “salvaje” y larga de todas, recibe comparativamente pocos visitantes debido a los casi 2.400 m de desnivel.

Fujinomiya Trail



Es la ruta que escogimos, el último día de la temporada 2017. La noche anterior, dormimos en la camper en la que nos movíamos por el país,en un mega-parking.


Las luces de los frontales y las estaciones (refugios a lo largo del camino) parecían colgadas en el aire, y dotaban de una impresión de infinitud a la montaña. Sí, realmente es enorme…

Mucha gente asciende durante la noche, para presenciar el amanecer, o bien por la tarde para ver la puesta de sol. Nosotros optamos por disfrutar del paisaje durante el ascenso y descenso.

Desde el parking, hay autobuses que nos acercan a la quinta estación, punto en el que comienza el camino.


Toda la ruta se encuentra perfectamente marcada gracias a una barandilla con cuerda. Resulta sorprendente para los occidentales tanto equipamiento en una montaña así.


De hecho, esta peculariedad del Fuji, responde al carácter hiperprotector de la sociedad Japonesa, que llega a extremos tan absurdos como recomendar llevar casco en una montaña donde es prácticamente imposible que existan caídas de piedras.



Desde la 5ª estación (2.400 m), el camino hace una marcada travesía (derecha) hasta la 6ª estación (2.490 m). A partir de ahí, sube a saco por la pedregosa ladera del volcán. La Nueva 7ª estación se encuentra a 2.780.


Poco después de pasar los 3.000 m, llegamos a la 7ª estación (3.010 m)


La 8ª está a 3.250 m, 9ª a 3.460, la (son la pera estos japos) 9,5ª a 3.590 y, tras un último repecho, el borde del cráter, a 3.720 m.


Si la presencia de ‘estaciones’ es algo nuevo para nosotros, no lo es menos la saturación de construcciones en el cráter. Justo en el lugar donde desemboca la ruta Fujiyosima, hay un templo algunas otras construcciones.


Hacia nuestra izquierda, se encuentra, muy cerca ya, la cumbre (3.776 m), donde hay un gran edificio (creo que un centro meteorológico).


Pese a lo poco solitario del lugar, la llegada a la cumbre es emocionante.


Hasta aquí, el horario oficial es de unas 5 horas.
Lo más habitual, y también recomendable, es circunvalar el cráter, lo cual toma 1 hora aproximadamente.


En el recorrido junto al cráter nos percatamos de las verdaderas dimensiones que tiene.
Los colores que encontramos, como pasa muchas zonas volcánicas, son espectaculares.


En la cara opuesta (es decir, la Norte), se encuentra el Yoshida y el Subashiri.


El descenso, se hace algo incómodo por lo pedregoso del camino, y la gente que sube. Yo me llevé de recuerdo un buen esguince de tobillo que me hizo recordar el resto de viaje lo conveniente que habría sido llevar bastones de esquí y botas al Fuji


Tras unas tres horas de descenso, estamos de nuevo en la 5ª estación. Un poco más abajo, la merecida cerveza.


Aparte del Fuji, Japón cuenta en la isla de Honshu con una importante cadena montañosa, los Alpes Japoneses. Existen algunos volcanes en ella.


La montaña más alta de esta cordillera es el  Kita-dake (3.193 m). Los Alpes son más parecidos a los Pirineos que a la cordillera transeuropea, y están densamente poblados de bosques.


Queda para la próxima ocasión muchos paseos y montañas que ascender. Esperamos que sea pronto...

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