sábado, 10 de mayo de 2008

Kaçkar Dag (3.932 m). ALPES PONTICOS, TURQUIA

Como suele pasar, los objetivos que nos marcamos de cara a un viaje montañero defraudan, y son aquellos segundos planes, o simplemente los imprevistos, los que finalmente uno se lleva en la memoria y en el corazón. Así como el Ararat decepcionó un poco, el descubrimiento de esta occidental cordillera Asiática, nos dejó, pese al tiempo, un buen regusto en el paladar.

Los Alpes Pónticos. Tiene sonoridad, y además provoca que en algún rincón de la memoria se active la señal de: ‘me suena, yo he oído algo de los Alpes Pónticos…’. Realmente, deberíamos haber oído hablar de ellos, máxime si se tiene en cuenta que esta cadena montañosa se extiende desde el estrecho de Bósforo (O) hasta la frontera con Georgia (E) sobre 1.125 km de longitud. Dicho de otra manera, forma una especie de presa natural que parece contener las aguas del Mar Negro, evitando que inunde Anatolia. Si consideramos que son casi igual de extensos que los Alpes y triplica a Pirineos…. ¿nos debería al menos sonar?.

Sorprende un país que, si caemos en los tópicos de siempre, imaginamos seco (incluso con sus camellos y palmeras), pueda llegar a tener una cadena montañosa poblada de tupidos bosques de abetos, caudalosos ríos y verdes valles alpinos. Unas montañas en las que las temperaturas en invierno alcanzan los -30ºC, las avalanchas son frecuentes y los habitantes deben convivir con la nieve por 6 meses al año. En la vertiente Norte se dan precipitaciones de hasta 5.000 mm anuales en algún punto, con 250 días anuales de precipitación. Los húmedos vientos del Mar Negro suben el vertiginoso escalón y descargan en las laderas septentrionales gran parte de las lluvias. En esta vertiente se produce gran cantidad de té y avellanas. El Kaçkar representa la zona de mayor elevación de los Alpes Pónticos, y se sitúa en el extremo Este de la Cordillera. Su pico culminante, el Kaçkar Dag (3.932 m) fue el objetivo de nuestra excursión.


La aproximación más cómoda es desde Erzurum, a donde llegan vuelos de Estambul (ver la reseña-relato del Ararat).También es posible aterrizar en Trabzon, junto al Mar Negro, si bien la aproximación debe ser bastante más larga. Desde Erzurum hay que llegar a Yusufeli, ciudad famosa entre los que hacen Rafting por su caudaloso río. Se tardan unas 3 horas. Allí tomamos otro dolmus (minibús) a Yaylalar, el Chamonix del Kaçkar. La carretera, luego pista, serpentea por el valle mientras va tomando altura. La cantidad de agua que lleva el río contrasta con lo árido del entorno, si bien poco a poco van surgiendo paisajes cada vez más alpinos. En las zonas más altas el entorno es similar al que podemos ver en Pirineos, un precioso monte atlántico de píceas y abetos. En ‘el Chamonix’ de la zona hay un par de hotelillos y una tienda para comprar lo imprescindible.


‘Esto es igual que Pirineos’. Probablemente, este será el comentario que habrán hecho la mayoría de los españoles y franceses que se hayan aventurado por aquí. Desde luego que el entorno nos resultará familiar, al contrario de otras montañas turcas que son muy diferentes a las peninsulares. El mulero es un tipo curtido, de barba blanca y piel surcada por profundas arrugas que no habla ‘ni papa’ de Inglés. Cargamos al pobre bicho y tiramos para nuestro campamento. Durante la primera mitad, disfrutamos con cada recodo del valle, pese a las nubes que se empeñan en agarrarse a las cumbres. Luego se pone a llover. Maldecimos bajo nuestro gore, mientras el mulero aguanta el chaparrón estoicamente, abrigado con su chupa de cuero. Llegamos después de 3 horas al CB, situado en una bonita pradera, y montamos la tienda tan alejada del resto como la pendiente lo permite. El resto de la tarde llueve, y no alcanzamos a ver los picos de los alrededores y mucho menos el grandote, Kaçkar Dag.


Amanece nublado, como era de esperar, pero no llueve. Sin mapa ni demasiadas referencias de cómo se llega, tiramos valle arriba, con la esperanza que ese hueco azul minúsculo se torne en claro y luego en cielo azul. Remontamos el torrente junto al que acampamos, hasta un primer escalón. Allí encontramos algunos hitos, que giran ligeramente a derecha y que nos indican la ruta al gran lago Denizgölu. De allí, intuimos más que vemos la ruta, por la ladera de la derecha, cercana al desagüe del lago. Nos lleva a un colladito desde el que se divisa otro lago más pequeño, enclaustrado por una morrena. Por encima de ella lo bordeamos, hasta unas franjas rocosas que se flanquean (derecha) y que nos llevan a otro collado. De nuevo a la derecha, se sube, a veces trepeteando, una vez superado el collado. El claro de cielo azul se pierde junto con nuestras esperanzas de broncearnos y ver los glaciares que prácticamente nos limitamos a imaginar. De hecho, en este punto se nos pierde, además, el camino. Se trata de una zona confusa especialmente si hay niebla, donde no es evidente el sentido de la marcha. Deambulamos de un lado para otro, y damos con una pareja de checos que, a su vez, deambulan al estilo checo. Tras comprobar que en su país como en el nuestro, no hay quien se oriente con esta niebla, y que se deambula de forma similar, decidimos consultar al GPS. Estos Americanos, sí que saben¡¡¡… Bordeamos un cordal rocoso y , voila¡ aparece un valle por el que todo parece indicar se sube. Ascendemos por una pedrera algo desagradable y al rato nos cruzamos con un enorme grupo de japoneses y su correspondiente guía. Van a 4 patas por la pedrera, y según parece llevan andando muchas horas, desde las 4:30 de la madrugada. Les adelantamos y alcanzamos sin más la cumbre. Parece que esta vez, la naturaleza no quiere compensar nuestro esfuerzo y no nos brinda las vistas espectaculares que, sin duda, hay desde allá arriba. Son las 11:30, y hemos tardado unas 4 h hasta la cima (habría que descontar media hora de pérdida). Disfrutamos el momento con los checos, y retomamos el camino al CB. Adelantamos a los japos, que siguen con cara de miedo y agotamiento. Tres horas después, y tras un descenso relajado, estamos tomando un chai, charlando sobre lo bonito que es el Kaçkar y los pocos compatriotas que pasan por aquí.

Esperamos que alguien le entre el gusanillo y le apetezca venir a estas montañas… y que comparta sus experiencias.

AUDIOVISUAL EN:

http://www.photodex.com/sharing/viewalbum.html?alb=133295


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